Generalife

El Generalife era una almunia en la etapa musulmana (del árabe al-munya) o cortijo, propiedad del sultán de Granada durante el periodo Nazarí. Su función principal era la producción de frutas y verduras, conservada parcialmente hasta hoy.

Cuenta con un exquisito palacio, huerta de recreo para los sultanes Nazaríes, con 2 Patios; el Patio de la Acequia y el Patio del Ciprés de la Sultana. Además, existen patios previos a la entrada al Palacio. El exterior se divide en diferentes zonas: Jardines Altos y Jardines Bajos. También encontramos lugares muy singulares como la Escalera del Agua o la Casa de los Amigos.

La palabra Generalife es la castellanización de su nombre árabe Yinan al-‘Arif, huerta del Alarife o Arquitecto. Ibn al-Jatib habla con orgullo de los jardines y huertas que rodeaban la ciudad de Granada y los que estaban dentro de ella, entre ellos el Generalife. Puedes deleitarte con su belleza en nuestras visitas guiadas a la Alhambra

la Huerta Real del Generalife

El Generalife era la propiedad rural del sultán más próxima a la Alhambra, separada de ella por el barranco de la cuesta de los Chinos. Este se retiraba allí para descansar de las tensiones del gobierno.

Los sucesivos sultanes disfrutaron de esta propiedad durante toda la etapa del Reino Nazarí de Granada. Tras la conquista de la ciudad, pasó a manos de los Reyes Católicos, quienes lo ponen bajo el gobierno de un alcaide. A mediados del siglo XVI, Felipe II lo cede a la familia Granada-Venegas, convertidos en los marqueses de Campotéjar, hasta su paso al Estado en 1921.

La almunia, con su palacio y jardines, es descrita por el viajero alemán Jerónimo Münzer en 1494 y por el embajador Andrea Navagero en 1526 que forma parte de la corte que acompaña a Carlos V e Isabel de Portugal en su luna de miel.

Casa de los amigos

La conocida como Casa de los amigos del Generalife era la vivienda de los amigos y allegados del sultán, separada del palacio pero tan cercana, que permitía acudir a los invitados a la presencia del sultán.

Lo que vemos es el resto arqueológico conservado de la casa con una restauración parcial de la planta, en la que reconocemos un patio con un pequeño pilar adosado a un muro, junto con varias habitaciones habitaciones alrededor del patio.

El retrete se encuentra en el ángulo sureste y se puede ver desde arriba. En la habitación meridional, que tenía la misión de zaguán, estaba la entrada exterior. Se llegaba a través de un pasillo que todavía se utiliza hoy.

Escalera del Agua

La escalera del agua es uno de los elementos más especiales y únicos de todo el Conjunto Monumental de la Alhambra y el Generalife: una escalera por la que corre agua en sus pasamanos. Forma parte del sistema hidráulico, ya que la Acequia del Tercio transportaba agua hasta la misma.

Se encuentra por encima del Patio del Ciprés de la Sultana y parece que por ella se llegaba a un pequeño oratorio, del que no tenemos datos arqueológicos. La escalera tiene tres pequeñas rotondas en su trayecto, con tres pequeñas fuentes, para que, al subir, se pudiera realizar las abluciones (al-gudu), o lavado ritual, antes de la oración. En el lugar donde se cree que estaba el oratorio, en el siglo XIX , se construyó la «casa del Mirador Romántico».

Es, en definitiva, de los pocos elementos nazaríes que se conservan aún originales: la escalera del agua está documentada ya en 1494 por Jerónimo Münzer, en su libro Viaje por España.

Patios previos al palacio

Antes de entrar al palacio, nos encontramos con algunos patios previos, que nos ayudan a entender mejor las funciones y usos de la almunia.

El primer patio es el llamado Patio Polo, también conocido como Patio del Descabalgamiento, ya que aquí se desmontaban los caballos que llegaban al Palacio del Generalife. Hacía las funciones de establo, con un pilón de piedra para abrevar. Los establos, en su parte baja, además de estancias o algorfas (al-gurfa) también eran para los caballerizos y su parte más baja funcionaba como pajar.

En la época Nazarí, se llegaba al Patio Polo por el camino tradicional, es decir, por la Puerta del Arrabal en la Torre de los Picos y a través de un tortuoso y pendiente callejón amurallado. Actualmente, también es el primer patio del Palacio del Generalife que se visita tras pasear por los Jardines Nuevos.

El patio siguiente es conocido como Patio de la Soldadesca. En el interior de la Puerta de acceso a este patio vemos los bancos para descanso de la guardia.

Es hoy un espacio adornado con naranjos amargos que dan una sombra agradable, con una fuentecilla en el centro y bancos donde los visitantes pueden sentarse y descansar. El paso hacia el Patio de la Acequia se realiza a través de una empinada escalera, donde vemos los dos símbolos nazaríes (salutación y propiedad): la mano y dentro la llave.

Palacios Nazaríes

La zona de los Palacios nazaríes probablemente sea el área que más expectación genera entre los visitantes, ya que eran las residencias de los emires. Y no defrauda.

Palacio de los Leones

Denominado “El jardín del Señor”, en la etapa musulmana Riyad al-sa’id, el Palacio de los Leones se estructura en torno a un núcleo principal, el patio que le da nombre. En torno a este patio se encuentran la Sala de Mocárabes, Sala de Abencerrajes, Sala de los Reyes y Sala de Dos Hermanas.

La decoración nazarí alcanza en este palacio un esplendor inusitado. Sus lienzos de pared calados como si fueran de encaje, sus finas columnas, la exquisita yesería de sus paredes, sus coloridos alicatados, sus techos mocárabes y la perfección de sus proporciones contribuyen a crear el ambiente propicio para una existencia placentera.

Muhammad V fue el inspirador de este palacio construido en su segundo mandato entre 1362 y 1391. Con él se alcanza la época de apogeo del sultanato nazarí. De hecho, este palacio supone la síntesis de todas sus etapas.

Se trata de la representación simbólica del Paraíso descrita en las religiones cristiana y musulmana, según la cual se divide simétricamente en cuatro partes separadas por ríos o canales que confluyen en la fuente central.

El paraíso en la tierra

Bajo el alero se encuentra un sinfín de arcos soportados por 124 columnas, que siguen el sistema proporcional trazado a partir de la diagonal de un cuadrado. Lo interesante para el visitante es observar la enorme variedad de capiteles que se pueden reconocer entre la columnata del patio central.

Los ejes mayores están centrados por un arco principal que les sirve de pórtico, mientras que de los ejes menores sobresalen abiertos hacia el patio sendos pabellones cúbicos, cubiertos en su interior por techos cupulares semiesféricos, y en el suelo hay unas pilas esquemáticas o fuentes rehundidas.

Aunque se han visto similitudes con los claustros mudéjares, en realidad el patio central funciona como pasillo perimetral de enlace y distribución de las distintas dependencias del palacio, como si fueran jaimas en torno a un oasis.

La desaparición del acceso medieval hace imposible la visita al conjunto tal como se haría en el s.XIV y XV. En la actualidad se entra desde el palacio de Comares, ya que en el siglo XVI se cerró la calle Real Baja al hacer el palacio de Carlos V.

Patio de los Leones

El Patio de los Leones es el centro del Palacio que lleva este nombre. Es diferente al del Palacio de Comares, debido al eje del jardín anterior, del siglo XIII, sobre el que se diseña y a que el baño de Comares tiene un eje Norte-Sur y el palacio de los Leones tiene un eje Este-Oeste.

Este pórtico perimetral seguiría una idea de claustro cristiano más que el esquema tradicional nazarí. La puerta primitiva que se hallaba en el ángulo S.E daba un acceso con una visión en diagonal del patio.

Distribución del Patio de los Leones

El patio tiene dependencias en sus cuatro lados: en las dos menores, a Este y Oeste, están las Sala de los Mocárabes y la Sala de los Reyes, y en los lados mayores, a Norte y Sur, se abren dos grandes viviendas, la Sala de los Abencerrajes y la Sala de Dos Hermanas.

Un pórtico o galería rodea completamente el patio. Se sostiene con columnas y arcos en maravillosa combinación entre macizos y vanos: se repiten en número y forma, simétricamente colocados. Los arcos de la galería no son sustentantes porque la sebka que los decora es hueca, como podemos comprobar cuando pasan los rayos del sol entre ellos.

En los lados menores Este y Oeste sobresalen dos pabellones maravillosos. Al Pabellón del Oeste se le añadió posteriormente ancha cenefa debajo del alero, en las que se reutilizaron yeserías árabes y se incluye el escudo imperial.

El patio está dividido por unos andenes en cuatro parterres que creaban un jardín en bajo con naranjos y flores; las copas de los naranjos se podían tocar con las manos al pasear y el perfume del azahar impregnaba todo este ambiente, formando una cruz. En el centro se erige la imponente Fuente de los Leones.

Fuente de los Leones

La Fuente de los leones es el máximo exponente de uno de los grandes aportes nazaríes al arte islámico, mostrando una de las escasas esculturas de animales que se conocen. Es también, sin duda, el centro de atención de todo este palacio y aquello que siempre impacta a todos los visitantes.

Cada uno de los doce leones mantienen rasgos que los distinguen del resto. Están todos en postura de alerta, colas replegadas, orejas levantadas, dientes apretados, actitud tensa, expectantes al mínimo gesto u orden de su señor, el sultán.

Por otro lado, la asociación del agua, purificadora, fuente de vida, con la imagen del león, guardián del poder, se pierde en los albores de la Humanidad, pero se integra de manera simbólica en las tradiciones de las grandes religiones monoteístas.

La Fuente de los Leones está compuesta de una taza central apoyada en doce leones surtidores de agua realizados en mármol blanco obtenido de las canteras de Macael, en la provincia de Almería. En el borde de la fuente existe una inscripción poética de Ibn Zamrak en elogio de Muhammad V, sultán bajo cuyo reinado se construyó este palacio.

La restauración de la Fuente de los Leones

Debido a múltiples factores,-condiciones climáticas extremas, baja calidad del agua, acción antrópica y reacciones químicas en la superficie de la piedra-, tanto los leones como la propia taza han sufrido a lo largo de la historia, y mucho más en las últimas décadas, un gran deterioro que ha alterado progresivamente los aspectos formales y estéticos de estas piezas artísticas, por lo que ha sido necesaria la intervención restauradora por parte del Patronato de la Alhambra.

Tras 8 años de proceso de restauración, los leones volvieron a su fuente en diciembre de 2011 luciendo su color blanco y su brillo originales. Además, como consecuencia de las investigaciones realizadas durante el proceso de restauración, se instaló un sofisticado y moderno sistema hidráulico cerrado de 5.000 litros de agua que permite el ajuste de la presión, temperatura y nivel de los productos químicos, en todos los elementos hidráulicos: fuente, leones-surtidores, canales y fuentes de galerías y de las salas principales.

Los investigadores también han determinado que el recinto debió de estar ensolado por mármol. Así consta en numerosos testimonios de la época, como el del cronista Jerónimo Münzer y el embajador Andrea Navaggiero, para quienes el patio era de mármol blanco y el crucero de canales, que simbolizaban los cuatro ríos que conducen al paraíso.

Siete siglos después, Macael sigue siendo la cantera que surte de material a los alarifes de la Alhambra. La nueva solería permite más homogeneidad y armonía, prevaleciendo hoy el blanco frente a los tonos grises de antes. Han sido instaladas 250 piezas de este material.

Sala de los Abencerrajes

La Sala de los Abencerrajes es una vivienda en planta baja con dos alcobas o alhanías laterales, toda su estructura gira en torno a la gran qubba dotada de una magnífica cúpula de mocárabes de composición tridimensional.

Con ella se trató de equilibrar el volumen de la qubba mayor situada en la Sala de Dos Hermanas, en lado opuesto del Patio de Leones, en una tradición de dobles cúpulas presente en otros palacios.

La leyenda de la Sala de los Abencerrajes

Su nombre viene dado por una de las importantes leyendas contadas por Washington Irving en su obra “Cuentos de la Alhambra” y corresponde al nombre de una familia que tuvo en Granada una destacada actuación política en el periodo nazarí.

En el centro de la sala hay una pila baja de forma dodecagonal, de la que sale un canalillo que conduce el agua hasta la Fuente de los Leones. En esa pila se refleja, como si fuera un espejo, la bóveda de mocárabes con forma de estrella de ocho puntas apoyada en pechinas, también mocárabes.

El tono rojizo del óxido de la pileta dio origen a la leyenda de la sala, que cuenta que el emir de Granada mandó ejecutar a todos los varones de la noble familia de los Abencerrajes, por un asunto de amor y celos. La sangre de sus cabezas cortadas habría teñido para siempre el mármol blanco

Se conservan las puertas de madera originales de esta sala, con un labrado extraordinario.

En la entrada hay una puerta a la derecha que lleva al retrete, y otra puerta a la izquierda conduce a la escalera que sube al piso alto, el conocido como Patio del Harem

Sala dos Hermanas

Se desconoce el nombre original de la Sala de las Dos Hermanas, cuya denominación obedece a razones descriptivas: las dos grandes losas de mármol blanco de Macael (Almería) que existen en el centro de la sala y que le dan el nombre cristiano a la sala. Disponía de habitaciones superiores y de una planta baja abierta a un jardín bajo.

Orientada al norte, era una vivienda en sus dos plantas y una qubba. Toma como base el nombre del mirador, Dar Aisa, que corresponde a la madre del último sultán, Boabdil o Muhammad XII. Es muy similar a la Sala de los Abencerrajes: a la izquierda de la entrada, una puerta lleva al retrete, y a la derecha, se comunica con las estancias superiores de la vivienda formadas por mirador y dos habitaciones con celosías, de las que se conserva una de la etapa nazarí expuesta en el Museo de la Alhambra.

La sala de Dos Hermanas está cubierta por una de las más exquisitas cúpulas de mocárabes del arte islámico. A partir de una estrella central de ocho puntas desarrolla su trazado en una composición tridimensional que se despliega en dieciséis cupulines, situados sobre otras ventanas con celosías que matizan la luz cambiante a lo largo del día. Se trata del máximo desarrollo de la característica linterna de la arquitectura nazarí que ilumina cenitalmente la estancia.

Un sobrio, pero vistoso, zócalo de alicatado diseñado a base de cintas de colores reviste la parte inferior de la qubba. Sobre él hay una inscripción con un poema de veinticuatro versos compuesto por el visir Ibn Zamrak para la ceremonia de circuncisión del príncipe, hijo de Muhammad V, que probablemente se celebró aquí.

La Sala de las Dos Hermanas en el Palacio de los Leones

Esta Sala es más compleja que la sala de Abencerrajes, porque tiene al Norte una sala, llamada de los Ajimeces, y un pequeño mirador de Lindaraja, que deriva de Ayn Dar Aisa “los ojos de la Casa de Aisa”.

La entrada se hacía desde la galería del patio, por una magnífica puerta de madera con dos grandes hojas y postigo, una de las grandes de la carpintería nazarí. Esta magnífica puerta está igualmente conservada en el Museo de la Alhambra.

La sala baja tiene también dos alcobas laterales o alhanías. Tiene una pila de mármol en el centro con su canalito que llega a la Fuente de los Leones.

Saliendo por una puerta cristiana abierta en la alcoba occidental de la sala de Dos Hermanas, tomamos un pasillo que nos conduce a las Salas del Emperador, a la parte alta de la Torre del Peinador de la Reina, y bajamos al Patio de la Reja y al Patio de Lindaraja.

Se sabe que esta sala es la más antigua de todas las que rodean el Patio de los Leones.

Mirador de Lindaraja

Podríamos decir que el mirador de Lindaraja o de Lindaraxa es uno de los más bellos rincones de la Alhambra. El nombre parece proceder de la corrupción fonética de tres palabras árabes: “ain-dar-Aixa” (los ojos de la Casa de Aixa), cuyo punto de fuga era la vista del Albaicín, por ser entonces una atalaya abierta al paisaje, ante la que se entendía un jardín bajo en el lugar que ahora ocupa el Patio o Jardín de Lindaraja.

Es un excelente ejemplo de la arquitectura ornamental palatina del sultán Muhammad V, con ventana de arcos gemelos, peraltados y angrelados, a través de la cual se podía contemplar la ciudad de Granada, antes de las reformas del emperador Carlos V.

Su interior atesora las decoraciones más primorosas del palacio, con composiciones geométricas y epigráficas y con unas delicadísimas yeserías que enmarcan la ventana frontal, bajo un arco ciego de mocárabes.

Lo zócalos de diminutos azulejos muestran una sucesión de ruedas de estrellas, rematados por inscripciones con caracteres cortados en piezas de cerámica negra sobre fondo blanco en forma de puzzle.

La iluminación de Lindaraja

A modo de linterna cenital, cubre el mirador un techo con cristales de colores ensamblados en una estructura embovedada de madera.

El mirador, que conserva la altura primitiva de los alféizares de las ventanas, está cubierto por una artesa de madera con vidrios originales de la época nazarí: “Una es la luz, pero el color es vario” leemos en el poema de este mirador.

En su luna de miel, en 1526, Carlos V utilizó esta sala como espléndido comedor. A partir de 1528 se edificó una residencia para el emperador en torno al jardín bajo, que se cercó en forma de claustro y modificó su aspecto original.

Sala de los Mocárabes

La Sala de los Mocárabes está situada en el lado oeste del Patio de Leones. Es la sala a la que se entra hoy desde el Patio de Comares. Es una sala abierta y debe su nombre a la bóveda de mocárabes que lo cubría y que cayó casi totalmente a causa de la explosión del polvorín de San Pedro en la Carrera del Darro en 1590.

Si se mira con detenimiento se puede ver el arranque de la bóveda de mocárabes. Pervive en parte otra cristiana de medio cañón en la que están señaladas la F y la Y, pero no corresponden a las siglas de los Reyes Católicos, sino a Felipe V e Isabel de Farnesio que vinieron a la Alhambra en 1729.

Esta sala, situada justo al lado de la entrada medieval, pudo ser el zaguán de espera para los invitados del sultán en fiestas y recepciones.

Sala de los Reyes

La Sala de los Reyes ocupa todo el lado este del Patio de Leones, es otra sala abierta cuya planta rectangular queda difuminada por la serie de arcos de mocárabes y bóvedas que crean distintos espacios. El zócalo está decorado con alicatado, pero la mayoría de sus piezas no son cerámica sino escayola pintada, realizadas en la restauración de Rafael Contreras entre 1879 y 1880, por los arquitectos adornistas. Leopoldo Torres Balbás restaura esta sala entre 1930 y 1933.

Está dividida en cinco espacios, tres de ellos iluminados por los pórticos de acceso desde el patio y separados por otros dos a la sombra. Situándose en cualquier extremo, la sala aparece como una sucesión de luces y sombras alternativamente dispuestas entre unos espacios limitados por grandes arcos de yeso apuntados, cuya decoración difiere de unos a otros. Esta variedad decorativa y la alternancia de luces y sombras hacen que una decoración tan cargada resulte agradable a los ojos sin producir la fatiga que los elementos decorativos del barroco ocasionan cuando se repiten hasta la saciedad.

Hay nueve compartimentos, cinco rectangulares y cuatro cuadrados. Los primeros eran alcobas y los segundos alhacenas. La compartimentación de la sala responde a la función que parece tenía, era un lugar de fiestas para el verano. El sultán se situaba en la alcoba central, legitimado por sus antepasados representados en las figuras del techo. Los demás invitados ocupaban las alcobas restantes, y los sirvientes ofrecían los manjares guardados en las alacenas.

Pinturas de la Sala de los Reyes

En las tres alcobas centrales destacan las pinturas de sus cubiertas realizadas sobre cuero soportado por bóvedas de madera, en las que aparecen en la central diez sultanes sentados, y en las laterales escenas caballerescas de lucha, juego y amor. Estas pinturas probablemente fueron realizadas por algún artista cristiano por el estilo gótico en el que están realizadas.

Recordemos que existía una buena relación entre Muhammad V y Pedro I el Cruel. Sabemos que hubo intercambios de artesanos y artistas, de tal forma que cristianos intervinieron en el palacio de los Leones de la Alhambra y musulmanes en el Alcázar de Sevilla, residencia de Pedro I.

En la época cristiana la sala de los Reyes se usó como capilla.

Patio del Harem

El piso alto de la Sala de Abencerrajes parece que estuvo dedicado al Harem (harim), y por tanto era un espacio exclusivamente femenino.

Un extraordinario mirador, abierto al patio por tres arcos, que tendría en su época una celosía, permitía la contemplación de las concubinas del mismo sin ser vistas. Sobre el aljibe del primitivo jardín se construyó una vivienda en torno a un patio, con dos pórticos con sus salas respectivas a cada lado.

En él se conservan zócalos originales pintados al fresco, así como dos pequeños capiteles reutilizados de serpentina verde, únicos en la Alhambra.

La del Harem es la única casa conservada en Granada con dos patios, el principal, el de la Fuente de Leones. Esta es la distribución más típica de las casas de Oriente Medio, los Palacios de Damasco tienen 2 patios: el principal, público o de recepción y un segundo, más privado, estrictamente para la familia, como es éste caso.

Palacio de Comares

Está compuesto por el Patio de Comares y el Salón del Trono. Está cuajado de detalles que dejan al visitante impresionado en el instante en el que entran

Patio de Comares

Por la puerta de la izquierda de la Fachada de Comares se pasaba por una doble puerta en recodo hasta el núcleo principal del palacio: el patio de Comares o de Arrayanes.

El Patio era un huerto-jardín plantado de árboles frutales bajos y aromáticos, como el granado y el naranjo, y de arrayanes.

La gran alberca es un espejo, comparándola con el suelo de cristal donde se refleja la arquitectura tanto de la nave Sur como de la torre de Comares.

En los lados mayores del patio se encuentran las viviendas de las cuatro mujeres legítimas del sultán, compuestas de planta baja y alta sin comunicación interior entre ellas; es necesario salir al patio para subir por las escaleras correspondientes, que se abren en las puertas pequeñas.

Distribución de las estancias del Patio de Comares

La planta baja era más utilizada en verano y la planta alta, en invierno. Las salas bajas, a las que se accede por un ancho arco con tacas o pequeños huecos abiertos en los muros, son alargadas con alcobas o alhanías a ambos lados, señaladas por un pequeño escalón, un arco arriba y alacenas embutidas en el muro. La luz natural entraba por las ventanitas con celosía que hay sobre el arco de entrada, que también servían para permitir la circulación del aire y proporcionar más frescor dentro de las salas. Estas son las estancias típicas femeninas donde se hace la vida cotidiana y privada de la familia. Sobre la solería de las alcobas se situaba una estructura de madera para aislar la cama, y sobre ella se colocaban cojines y ricos tejidos. Se cocinaban en anafes de barro, y se calentaba con braseros de cerámica o piedra. La iluminación artificial se hacía con bellos candiles de barro o de bronce.

La nave meridional está formada por tres pisos: un pórtico con columnas que sostienen siete arcos y una sala posterior, dos salas intermedias con celosías, y, arriba, un pequeño pórtico y sala posterior. En esta zona se produce la unión entre los palacios árabe y cristiano, y para construir el segundo, hubo que destruir parte de las salas posteriores. Sólo eso es lo que le falta al palacio de Comares tras la edificación en el siglo XVI del palacio de Carlos V. En estas estancias, vivían los hijos varones del sultán y con ellos, sus educadores; estaban separados de la estancia del sultán, pero controlados por él.

Esta zona principal captó la atención de los arquitectos conservadores: José Contreras en 1941-1842, Juan Pugnaire en 1872, Mariano Contreras en 1899 y 1901 y Leopoldo Torres Balbás entre 1925 y 1936.

Salón del Trono

El Salón del Trono o Sala de Embajadores es la qubba o estancia más grandiosa que hallamos entre los palacios de la medina de la Alhambra, y se configura como una torre-palacio.

Es el salón privado del sultán (maylis jass). Su planta es cuadrada y alrededor se distribuyen nueve alcobas. Tiene una altura de 18 metros.

En este salón, el sultán celebraba también espléndidas recepciones, colocándose él en la alcoba central a Norte y en las demás, los invitados, miembros de la corte y de las principales familias nazaríes. El salón estaría iluminado con bellas lámparas y candiles, y calentando, en invierno, con braseros.

El Salón del Trono: Paraíso terrenal

En la etapa musulmana todos los vanos estaban cubiertos por vidrios emplomados, decorados con motivos geométricos, que protegían del frío intenso invernal, y celosías de madera que evitaban la luz cegadora del verano granadino. Esta técnica, llamada Comaría, da nombre al Salón y por ende al Palacio completo.

La riqueza decorativa del salón es extrema: no hay ningún espacio que no esté decorado con temas florales (ataurique), geométricos o epigráficos, desde el techo hasta el suelo y con materiales tan diversos como la cerámica, el estuco o la madera. El suelo era de cerámica, maravillosos alicatados y lacerías decoran sus zócalos, y las paredes están recubiertas de estuco que conserva aún restos del color original. En los alicatados de los zócalos, los tracistas árabes experimentaron diversas trazas geométricas que después aplicaron en el techo.

El techo es una gran cúpula de madera, formada por algo más de 11000 piezas, que representan mediante formas geométricas el Paraíso Islámico: Según el Corán, el Paraíso lo forman siete cielos superpuestos y culmina todo arriba en el octavo cielo coronado por el Trono de Allah, que en esta cúpula se representa por una concha roja, como el color de la bandera nazarí.

El salón del Trono es la representación simbólica del Paraíso coronado por la trascendencia de Allah, que legitima con su inmanencia el poder del sultán en la tierra. En el arrocabe de la armadura se labró toda la Sura, o Capítulo LXVII, llamada al-Mulk (Reino o Señorío), distribuidas sus 30 aleyas, o versículos, en los cuatro lados.

Fachada de Comares

Frente al pórtico del Cuarto Dorado se levanta la fachada más importante del palacio: la imponente fachada de Comares. Fue erigida por Muhammad V para conmemorar la toma de Algeciras en 1369.

En este patio recibía el sultán a los súbditos que lograban conseguir una audiencia especial.

En la parte central de la fachada, entre las dos puertas, el sultán se sentaba en una jamuga bajo el gran alero, que era su dosel a modo de corona como dice la inscripción. Alero, que es una de las obras cumbres de la carpintería nazarí. Así, quedaba preparado el efecto teatral que se perseguía ante la llegada del monarca. Mientras, las mujeres observaban discretamente toda la ceremonia detrás de las celosías de las ventanas de los pisos superiores.

Se encuentra sobre una grada con tres peldaños de mármol blanco, y su decoración de atauriques se presenta en orden creciente de abajo a arriba.

La puerta de la derecha servía de acceso a la zona de servicio y la de la izquierda al Patio de Comares.

Baño de Comares

En el ángulo noreste del patio se abren dos puertas que corresponden al baño del palacio Comares.

Además de su función habitual de limpieza y ritual religioso, tenía otra muy específica, directamente relacionada con la política y la diplomacia. La situación de su puerta, en la proximidad del Salón de Embajadores, nos indica este propósito. Por ello, su puesta en funcionamiento se realizaba especialmente cuando era necesario ganarse la amistad y el favor de diplomáticos y políticos de otros reinos.

La parte baja de al-bayt al-maslaj se denomina sala de las Camas o del Reposo, porque hay dos grandes poyos de obra donde, con cojines, se descansaba en animada conversación antes y después del baño. En el centro de la sala hay una fuente baja y quedan los alicatados maravillosos que cubrían su suelo.

Distribución y usos de las salas en el baño de Comares

De allí se pasa a al-bayt al-barid o sala fría, con dos alcobas laterales y en una de ellas una pila de agua fría, y de ella a al-bayt al-wastani o sala templada. El suelo del baño, menos el de la primera sala, era de mármol, y se cubría con bóvedas con lucernas (madawi) que daban luz cenital y separando o juntando los vidrios a las lucernas se conseguía que hubiera más o menos densidad de vapor. Se conserva una pila abierta en un pequeño arco en la pared que echaba agua en el suelo caliente y al evaporarse se podía conseguir el vapor. Los vidrios de la lucernas eran de colores (blanco y rojo).

La sala caliente o al-bayt al-sajun tiene dos grandes pilas de inmersión para el agua caliente. En la pila de inmersión mayor hay un arquito decorativo de mármol en el que está labrado un poema de Ibn al-Yayyab en honor de Yusuf I.

La zona de servicio de este baño tenía una caldera que servía para calentar agua, y el horno (al-furn) con su hypocausis sostenido por pilares de ladrillo que se abren en forma de palmera para sostener el suelo superior, que calentaba, y que como hemos visto, con la cantidad de agua apropiada, producía vapor.

En este baño, se puede comprobar que los hamman no sólo tenían una función higiénica, sino que en ellos hay una función de relación social.

En el baño de Comares se palpa la idea del placer y hedonismo tan importante en la vida islámica. Se disfruta de la conversación y del contraste entre los dos contrarios: el frío y el calor.

Se trata de una de las zonas más restauradas de todo el conjunto monumental de la Alhambra. Han intervenido en el baño Rafael Contreras, restaurando toda la yesería y dándole color, Mariano Contreras, Modesto Cendoya, Leopoldo Balbás y Pedro Salmerón. Puede ser visitado dentro de los programas de “Espacio del Mes“, cuando lo dispone el Patronato de la Alhambra, quien regula las visitas y la conservación del monumento.

Palacio del Mexuar

Madrasa de los príncipes

El nombre de Madraza de los Príncipes viene dado porque en él había una madrasa, escuela para la familia real, unida a un pequeño oratorio, que estaban juntos, porque en la enseñanza islámica las ciencias profanas están unidas a las religiosas.

El oratorio estaba formado por una pequeña sala de oración (haram) cuadrada y un alminar a su lado, que podemos ver en un grabado de 1715, aunque ahora sólo quedan restos arqueológicos.

El acceso a esta zona se realizaba por la plaza de distribución adyacente a la Alcazaba, lugar donde tenía lugar a diario un pequeño zoco o mercado dentro de la Alhambra.

La entrada principal, tiene un banco para descabalgar adosado al muro exterior, y una entrada lateral de servicio que da paso a estancias secundarias y un retrete.

Por la puerta principal entramos al patio solado que tiene seis árboles en alcorques cuadrados, que se hallaron en la excavación. Alrededor del patio están las habitaciones de los miembros del gobierno (sura) y los maestros o alfaquíes de la corte.

Patrio del Cuarto Dorado

El Patio del Cuarto Dorado toma su nombre de los grutescos del techo mudéjar de época de los Reyes Católicos pintado de este color. La sala se abre al bosque por una ventana gótica dividida por un parteluz en cuyo capitel pueden verse los emblemas de los Reyes Católicos

La Sala da a un patio por un pórtico de tres arcos con columnas que tienen bellos capiteles de orejas de tradición almorávide. En el centro del patio hay una fuente baja de mármol con gallones, y a un lado, una reja da paso al camino de guardia abovedado que comunica este patio con el patio de la Reja.

En el lado opuesto al Cuarto Dorado nos encontramos con la hermosísima Fachada de Comares, entrada Oficial al Palacio de Comares.

Patio de Machuca

El Patio de Machuca recibe su nombre porque en el siglo XVI, albergó el taller de arquitectura de Pedro Machuca, arquitecto principal del Palacio de Carlos V.

El patio estaba centrado por una pequeña alberca en forma de exedra, y en sus lados mejores, a Norte y Sur, había sendas galerías sostenidas por columnas.

La galería Sur que había desaparecido es simulada por Leopoldo Torres Balbás en 1923 con una arcada de cipreses, al igual que el muro cierre a Oeste, de tal forma, que sin elevar los cimientos podemos tener la sensación arquitectónica conseguida con vegetación.

La galería Norte es restaurada también por don Leopoldo en el mismo año aprovechando las columnas que pertenecían a este patio. La idea de Torres Balbás es hacer una restauración conservadora: con los elementos decorativos originales se simula el conjunto pero no se inventa la decoración

La torre-palacio, saliente al bosque, está totalmente decorada y cubierta con una bella armadura de madera. En la etapa musulmana desde esta torre se accedía, hacia el Oeste, a las habitaciones altas del patio de la Madraza de los Príncipes, y hacia el Este a un pequeño oratorio-mirador abierto por ventanas al Albaicín y del que se conserva su mihrab, orientado a la Meca y que se puede ver hoy desde la Sala del Mexuar.

Sala principal del Mexuar

La Sala del Mexuar es la parte de los Palacios Nazaríes que más ha sufrido el efecto de las transformaciones para adaptarla a servicios o funciones nuevas, tras la conquista de 1492. Esas transformaciones se han hecho a veces destruyendo antiguas estructuras, por lo que es muy difícil establecer los caminos de acceso a esta parte del palacio.

La portada del Mexuar (Masuar), lugar donde se reunía la sura o consejo de Ministros, y servía también como lugar de recepción.

Era una sala rectangular con una linterna central, que le daba iluminación cenital, sostenida por cuatro columnas de mármol blanco, y donde aparece por primera vez el capitel cúbico característico nazarí, pintado en azul cobalto y oro. Este nacimiento artístico típicamente nazarí es obra del sultán Isma’il I.

Transformaciones de la Sala del Mexuar

La sala del Mexuar fue convertido en Capilla en el siglo XVI, del que aún conservamos testimonios de aquel uso religioso: la balaustrada del coro trasero alto y una pila de agua bendita. De este coro queda la gran viga de madera sobredorada y destacan grandes paneles de azulejos.

Aun podemos ver en las paredes los paneles de alicatado con las Columnas de Hércules y el Plus ultra, así como dos Coronas Imperiales en el acceso actual a la sala.

Intervinieron en el Mexuar Modesto Cendoya en 1909 y Leopoldo Torres Balbás entre 1924 y 1936.

Leopoldo Torres Balbás intentó dar unidad a esta sala devolviendo su altura de suelo original, pero dejando la huella de la altura de las ventanas cristianas.

Salas del emperador

Habitaciones del emperador

En un jardín que ocupaba el espacio entre el Palacio de Leones y la Muralla de la Alhambra, se hicieron en 1537 unas habitaciones altas, construidas a la vez que se realizaban las reformas de la Torre del Peinador. También en 1537 vivió modificaciones, con el objetivo de obtener unas estancias dignas para el Emperador Carlos V y su corte.

Fueron ornamentadas por Julio de Aquiles y Alexander Mayner, pinturas que se borraron en 1729 para la venida de Felipe V, pero en los siglos XIX y XX se han recuperado las de la sala de las Frutas, salas de la Emperatriz y salas del Emperador.

En estas habitaciones, vivió en 1829 Washington Irving en su estancia en Granada, y posiblemente aquí escribió sus famosos “Cuentos de la Alhambra”, como se recuerda en la placa conmemorativa que hay sobre su puerta.

Normalmente, se encuentran cerradas a la visita pública por motivos de conservación, pero en ocasiones se pueden dentro de las visitas «espacio del mes», ofrecidas por el Patronato de la Alhambra.

Jardín de Lindaraja

El jardín de Lindaraja forma parte del espacio conocido como Salas del Emperador, que están construidas sobre la Muralla de la Alhambra ocupando un jardín abierto que tenía vistas al Albaicin desde el Mirador de Lindaraja.

Al construir las Salas del Emperador, este espacio se cerró en 1537, con una galería baja, aprovechando columnas árabes, y se ajardinó al estilo francés en el siglo XVIII, con setos simétricos, haciendo una nueva fuente a la que se remató con la taza árabe.

Patio de la Reja o de Juana la Loca

Se llama Patio de la Reja o Patio de Juana la Loca, porque se supone que a él daban las habitaciones con rejas de Juana I de Castilla. Sin embargo, la realidad era que esa estancia era usada para guardar las joyas y la reja se hizo protegerlas.

Se le conoce por este nombre debido a la reja existente en la pared a modo de balcón corrido de rejería en la parte superior del testero sur, realizado entre 1654 y 1655.

En el centro del Patio se encuentra una pequeña fuente de piedra, con taza de mármol blanco reutilizada, y en sus esquinas, podemos ver cipreses centenarios.

En el testero occidental del Patio, existe una amplia abertura por la que se divisa el sótano de la Sala de la Barca, denominado desde el siglo XVII Sala de las Ninfas, por unas estatuas femeninas de mármol que allí se guardaban, pero que ahora se encuentran en el Palacio de Carlos V.

Peinador de la Reina

La Torre del Peinador de la Reina era una torre-mirador adelantada a nivel de la muralla. Tiene una sala con ventanas a su alrededor y se cubre con una linterna con armadura de madera. Su decoración de yesería es espléndida y su suelo era de azulejos pintados de azul cobalto y reflejo metálico de una calidad excepcional, con representación de figuras femeninas.

Muhammad V, en su segundo reinado (1362-1392), hizo reformas en esta torre, sobre todo, al crear la nueva portada decorada con yesería y cubierta con alero de madera, integrando esta torre en el palacio de los Leones de Muhammad V. Se puede acceder a ella desde el Jardín de Lindaraja.

¿Por qué se llama el Peinador de la Reina?

A partir de 1536, se construye un cuerpo alto, aprovechando la linterna árabe. También se le llamó Estufa, porque se instaló una en la planta baja y una losa de mármol agujereada permitía que el calor entrara en la parte alta. Fue pintada magistralmente por Julio de Aquiles y Alexander Mayner (1537-1546). Sus paneles centrales de la planta alta representan la victoria del emperador en la incursión en 1535 en Túnez.

Su nombre cristiano, «del Peinador de la Reina», viene del uso que le dio Isabel de Portugal, esposa del Emperador Carlos V, en su luna de miel. La parte alta es una adaptación que se le hizo a la Emperatriz Isabel durante esa estancia en Granada en 1526.

Cuentan las crónicas que la Torre del Peinador era el lugar preferido de la Emperatriz, cuando subía a la Alhambra. Dicen que cuando estaba en la torre, lo que más le gustaba era que se pudiera incluso oír las conversaciones de los granadinos en el Albaicín

Historia de los Palacios Nazaríes

Isma’il (1314-1325) construye la zona del Mexuar, y su hijo Yusuf I (1333-1354) define la estructura general del palacio (patio del Cuarto Dorado, patio de Comares, baños y patio de la Reja). Sin embargo, su muerte trágica y repentina, debida a su asesinato por parte de un esclavo en la mezquita mayor durante la oración del viernes, obliga a que su hijo, Muhammad V (1354-1359/1362-1391), remate en su primer reinado la construcción del palacio.

El palacio de Comares era totalmente independiente al de los Leones en la etapa medieval, pero la nueva mentalidad cristiana hace que se unan para conformar en la época de los Reyes Católicos lo que denominamos desde entonces, Casa Real. El conde de Tendilla hace reformas en 1492, y años después, otras, para acondicionar los palacios árabes a las necesidades cristianas. En 1526, para la luna de miel de Carlos V e Isabel de Portugal, se vuelve a realizar nuevas obras que continúan a lo largo de todo el siglo XVI

En el siglo XIX, tras el desastre que ocasionaron los franceses al salir de la Alhambra, entre 1810 y 1812, Fernando VII nombra un primer arquitecto encargado de la conservación en 1828, José Contreras.

El estado de abandono del siglo XVIII y los destrozos de la guerra es lo que reflejan los grabados de los viajeros como Richard Ford, Girault de Prangey o David Roberts. Rafael Contreras de 1851 a 1884 realiza proyectos y obras en los palacios de Comares y de los Leones, al igual que su hijo Mariano Contreras, entre 1890 y 1905.

Modesto Cendoya sigue esta idea y dedica gran parte de sus esfuerzos a atender estos palacios.

El Plan General de Conservación de la Alhambra incide rotundamente en estos palacios. Pero será con Leopoldo Torres Balbás, cuando se consoliden definitivamente, ya que le dedica innumerables proyectos a los dos palacios en toda su etapa como arquitecto-director (1923 a 1936).

El resto del siglo XX, y lo que llevamos del XXI, estos palacios han sido cuidados con esmero por todos los arquitectos que han trabajado en la Alhambra.

La alcazaba

La Alcazaba es la gran fortaleza de la medina nazarí. Primero se había estructurado como pequeña alcazaba en la etapa de los reinos de taifas (s.XI), en la etapa zirí, y fue conservada entre las reformas de la etapa nazarí (S. XIII-XV).

Es el embrión silencioso de toda una ciudad aristocrática que luego se llamaría Madina al-Hamra (ciudad de la Alhambra). Fue injustamente olvidada por quienes escribieron, deslumbrados, sobre los alcázares nazaríes a partir de la Conquista.

Está en el extremo más occidental de la colina de la Sabika. Tiene forma triangular y está construida con murallas y torres de tapial. Era la defensa principal contra los ataques y es la parte más antigua del recinto.

Fue Muhammad I quien construyó las murallas circundantes y las tres Torres: Torre de la Vela, Torre Quebrada y Torre del Homenaje. Posteriormente, se añadió una torre adicional, que fue la Torre de la Pólvora.

Dentro de la alcazaba vivían los soldados responsables de defender al Sultán y la Alhambra. Un pasillo pasa por el centro de la Alcazaba. A la izquierda, están las casas más pequeñas, destinadas a los soldados solteros y sin familia, mientras que, a la derecha, están las casas más grandes, que eran para los soldados y sus familias.

Habría tenido un arsenal, silos y baños, además de un horno de pan para preparar las comidas. Después de la expulsión, se adaptó a los métodos modernos de defensa y ataque militar y se construyeron torres adicionales, como la Torre del Cubo.

La Torre de la Vela

La Torre de la Vela fue construida por el fundador de la dinastía nazarí, Muhammad ben Nasr (1238-1273) como torre de residencia al modo feudal. Es de tortuosa entrada y se convirtió en una entrada casi inexpugnable. También es conocida como torre de vigilancia. Es la torre más icónica de la Alhambra.

La torre ha perdido algo de su altura primitiva al quedar desprovista de sus almenas debido a las catástrofes que ha sufrido desde el siglo XVI: terremoto en 1522; explosión del polvorín en el valle del Darro 159,0 que la dejó muy quebrantada y en el siglo XIX, un rayo que destruyó la espadaña de la campana.

Tiene cuatro plantas y la terraza: una mazmorra subterránea con silo y tres pisos. Es la torre de mayor envergadura y la más occidental de la Alcazaba, por lo que sirve, además, como atalaya del Albaicín, de la medina y de toda la Vega granadina. Tras la conquista cristiana, los cuatro pisos sufrieron transformaciones y se convirtieron en viviendas, así que su aspecto ha cambiado con respecto al que tuvo en sus orígenes.

Campana de la Torre de la Vela

La torre estaba rematada por una campana que colocaron los cristianos tras la conquista de la ciudad y que fue usada para regular los turnos de riego de la Vega o como llamamiento a los ciudadanos en ocasiones trágicas, como el incendio de 1890. Se dice que la torre se llama “De vela”, porque al tocar la campana todo el mundo se mantenía en vela.

El 2 de enero la torre de la Vela y su campana recuperan el protagonismo que tuvo antaño, ya que en conmemoración de la Toma de Granada, existe una tradición por la cual todas las muchachas solteras de la ciudad que hagan sonar la campana el 2 de enero contraerán matrimonio antes de que termine el año.

La Torre de las Armas

La Torre de las Armas fue construida por Muhammad I, Ibn al-Ahmar (1238-1272). Es una estructura compleja con puerta de entrada, recodo, tramo recto y dos puertas de salida: una al Este, que era la entrada para los ciudadanos, y que llevaría por el foso de la barbacana hasta la puerta de la Tahona y la plaza de la organización urbanística, y otra al Oeste, sólo para los soldados, que daba a las caballerizas.

Es una de las puertas más complejas de toda la Alhambra y era la entrada principal a la Alcazaba para los ciudadanos que subían desde el Albaicín. Se llama de las Armas porque aquí debían depositar las armas los que entraban en la Alhambra. Tiene, además, un piso superior para la guardia y terraza.

A mediados del s.XVI, esta puerta deja de ser la principal entrada a la Alhambra, al abrir la puerta de los Carros y convertir la Puerta de la Justicia o Explanada, en el paño meridional, en la puerta principal para los ciudadanos.

Barrio Castrense de la Alcazaba

En el interior de la Plaza de armas, había un campamento de tiendas de campaña para la guarnición militar, es decir, un barrio castrense para proteger la Alhambra. Para él se construyó un gran aljibe de dos naves en el ángulo Sur-oeste, que garantizaba el abastecimiento de agua.

El antiguo campamento militar se convierte en estable con pequeñas viviendas construidas en ladrillo. Algunas de ellas tenían varios pisos y estaban organizadas en torno al eje de la calle principal. Además, se abrieron silos y pozos para el abastecimiento del ejército.

Entre estas viviendas está la casa principal que pertenecería a Muhammad I y después al jefe militar. Es mucho mayor que las demás porque tiene zaguán, retrete o letrina y patio con alberca.

Al fondo, hay una sala con alcobas laterales con camas de obra. También tenía un pequeño baño privado. Tenía una calle detrás, pegada a la muralla, para poder huir en caso de emergencia a la torre del Homenaje.

Jardín de los Adarves

El jardín de los Adarves de la Alcazaba se llama así por estar situado en el adarve bajo la fortaleza. Es un profundo foso que separaba el recinto interior del exterior.

A principios del siglo XVII (período renacentista) fue el Marqués de Mondéjar quien mandó rellenarlo para hacer el jardín, estructurado por dos pilares renacentistas y vegetación en su interior.

Hoy en día es uno de los lugares desde los que se puede admirar uno de los más bellos paisajes de la ciudad. En el extremo occidental del mismo, hay un mirador donde arranca la muralla que se une a las Torres Bermejas.

Torre del Homenaje

La Torre del Homenaje es una de las más antiguas (época califal) y de las más elevadas, tiene entre 22 y 26 metros de largo. Además, fue la entrada primitiva a la Alcazaba. Comparando entre sus restos arqueológicos, parece que fue reedificada por órdenes de Muhammad I, (Al Ahmar) sobre las ruinas de otra torre más antigua datada del siglo XI.

En el siglo XIV constituía, junto con la Torre de la Vela, los principales bastiones defensivos de la Alhambra, ofreciendo protección al recinto.

Esta torre está formada por seis plantas y una terraza: una mazmorra subterránea (también usada como almacén de especias, sal y grano), una planta baja independiente del resto y cuatro pisos. En tres de ellos, se cubre la estancia central con un juego de bóvedas y el último piso cuenta con un patio interno abierto a la terraza con habitaciones a su alrededor. Según parece, fue la primera residencia real de la Alhambra, residencia de Muhammad I.

Torre del Cubo

La llamada Torre del Cubo del Cabo de la Carrera está adosada al antemuro de la Torre del Homenaje.

Es de forma semicircular y está construida después de la reconquista, alrededor de 1586, sobre una puerta islámica. Su nombre viene dado por ese cubo que está situado al cabo (“al final”) de la Carrera o calle que recorrería todo el Secano. Hoy en día, constituye una terraza para la contemplación de las hermosas vistas sobre el Albaicin y el valle del Darro.

Era una pequeña torre militar situada en el ángulo Sur Este del Secano que servía como colchón a los impactos de las balas de cañón que se usaban con frecuencia, y está unida a la muralla que une la Alcazaba con los Palacios.

Partal

En lengua árabe, Bartal significa “pórtico”, pero hoy llamamos Partal a toda esta zona de la Alhambra donde se erigieron los primeros palacios de la medina de la Alhambra.

Formada por pequeñas terrazas, son paratas escalonadas que forman jardines “colgantes” adaptados a la orografía desnivelada del terreno.

Todos estos jardines están ubicados sobre restos arqueológicos de casas y palacios de los que se conservan solamente las albercas centrales. Los jardines que rodean dichas albercas protegen restos arqueológicos importantes a la espera de que llegue el momento de continuar las investigaciones arqueológicas ya iniciadas a principios del siglo XX. A partir de 1924, Leopoldo Torres Balbás, diseñó los Jardines del Partal en estilo francés, con setos, respetando las paratas y recreando espacios arquitectónicos de palacios que no existen ya, como pabellones y pórticos.

En el Partal se incluyen, además de parte de los jardines más acogedores de toda la Alhambra, los Palacios del Partal Alto y Partal Bajo, las casitas adyacentes y una pequeña mezquita.

Palacio del Partal Bajo

Debajo del palacio de su padre, el Palacio del Partal Alto, Muhammad III (1303-1309) construyó el palacio del Partal Bajo, nueva sede de la corte. El visir Ibn al-Yayyab hizo un poema de su Diwan que dice que Muhammad III construyó este palacio aunque sólo especifica que tenía jardín y alberca, sin darnos más detalle de él. Será Ibn al-Jatib en su Amal al-‘Alam quien atribuye sin duda la erección de este palacio a Muhammad III.

En el siglo XIX, el palacio fue propiedad privada, convertido en cármenes y viviendas, como podemos observar en grabados de la época. Pero el Palacio y sus casitas adyacentes fueron expropiadas a principios del siglo XX. Algunas de las piezas de este Palacio están depositadas hoy en día en el Museo Pérgamon de Berlin.

El centro palatino está ocupado con una gran alberca, que refleja la arquitectura como ocurre en el patio de Comares. En el lado Sur de la alberca, se colocaron modernamente, en la década de 1920, los dos leones-surtidores que pertenecían al Maristán y hospital de la Carrera del Darro. Hace pocos años se han trasladado al Museo de la Alhambra para su correcta conservación.

Pórtico y Torre en el Palacio del Partal Bajo

En el lado Norte tenemos gran pórtico que da nombre al palacio y a toda esta zona ajardinada de la Alhambra: bartal significa “pórtico”. Tiene cinco arcos, más grandes el central, con decoración rómbica que sebka que Leopoldo Torres Balbás recuperó sin recomponer la decoración, de la que sólo queda un pequeñísimo resto en el primer arco, a Oeste. Esta manera de restaurar es toda una lección para los arquitectos contemporáneos.

Junto al pórtico, un pequeño oratorio, toda una obra de arte que merece una parada. Además, podemos disfrutar de su interior en una visita virtual que nos regala el Patronato de la Alhambra.

Formando parte del Palacio del Partal Bajo, y con acceso a través del Pórtico, se pasa directamente a la Torre de las Damas, cuya cubierta de la zona central es una copia de la armadura original que su antiguo propietario, Herr Artur Gwinner, se llevó a su país, y actualmente está depositado en el Museo Pergamon de Berlín.

Palacio de Yusuf III

A la zona del Partal Alto se le llama popularmente el Palacio de Yusuf III, aunque en realidad lo comenzó a construir Muhammad II (1272-1303), quien eligió la zona del Partal Alto, para la construcción de los primeros palacios de la Alhambra. Al final de la época nazarí, Yusuf III (1408-1417) reformó parte de la decoración del palacio, dándole el nombre hoy a esta zona arqueológica de la Alhambra.

En la etapa cristiana fue la casa de los sucesivos Condes de Tendilla, marqués de Mondéjar, y por tanto la sede de la Alcaldía de la Alhambra y de la Capitanía General del Reino. Sin embargo, debido a las diferencias que tuvo la casa de Mondéjar con la monarquía borbónica en el momento de la sucesión de Carlos II, Felipe V desposeyó al 9º Conde de Tendilla de estos cargos y el palacio del Partal Alto fue abandonado, destruido y sus elementos vendidos en pedazos.

En los siglos XVIII y XIX esta zona se utilizó como huerta, llamada Huerta de Santa María por su proximidad a la Iglesia de Santa María de la Alhambra. En 1929 fue recuperado y excavado por el gran arquitecto Leopoldo Torres Balbás.

Restauración de las ruinas del Palacio de Yusuf III

Aprovechando el desnivel de esta zona, se organizó singularmente en tres niveles de altura correspondientes a otras tantas terrazas naturales:

Se desconocen los usos del nivel inferior, pero en el intermedio se reconocen unos baños privados y en el nivel alto las partes más régias del palacio, del que se conservan una gran alberca rectangular (6,18 m ancho por 27,45 de largo) entre arriates de jardín y un pabellón central o qubba.

Hoy es una importante zona arqueológica del recinto de la Alhambra, que forma parte del agradable paseo de las Torres en dirección al Generalife

Casas del Partal

Rodean al Palacio del Partal Bajo las casas del partal, una serie de pequeñas viviendas, que se fueron adosando paulatinamente sobre el adarve de la muralla.

La Casa del Partal más importante es la conocida como la casa de Astasio de Bracamonte, porque vivió allí este servidor de los marqueses de Mondéjar. Hasta hace pocos años, todavía vivía aquí María, la última usuaria de esta casita y la última inquilina de la Alhambra. Aún recordamos todos a María en la puerta de su casa, sentada en una silla de anea, cosiendo y cuidando de sus pájaros.

Edificaciones alrededor del Palacio del Partal

En la etapa de Yusuf I (1333-1354) se construyó también sobre la muralla pequeño oratorio, El arco de la entrada es de yesería nazarí con arco de herradura ligeramente apuntado. Tiene un bello mihrab con tacas laterales, y está abierto por ventanas al Palacio del Partal Bajo y al barrio del Albaicín, dando un mayor sentido contemplativo a la oración.

Al otro lado del Palacio del Partal Bajo, al oeste tenemos 3 casas más. Son pequeñas viviendas que conservan plantas baja y alta. Destaca entre ellas la Casa de las Pinturas, en la que aparecen en bandas horizontales una larga serie de escenas de batalla, de recogida de botín y prisioneros, y otras escenas festivas tras la victoria. Estas pinturas murales son muy especiales teniendo en cuenta que en la tradición islámica hay muy pocas representaciones de personas.

Patio de la Higuera

En el sector septentrional del Palacio de los Leones, pegado a la muralla está el patio de la Higuera. Toda la zona fue excavada y consolidada entre 1923 y 1930 por Leopoldo Torres Balbás. En ella se reconocen algunas caballerizas, canalizaciones de agua y arranques de algunas salas que pudieron ser equipamientos importantes de los Palacios Nazaríes, como las cocinas, que hoy no existen.

Estas estructuras tenían continuación por debajo del cristiano Jardín de Lindaraja y son interrumpidas con la construcción de las Salas del Emperador en el siglo XVI.

Las caballerizas están localizadas al este, bajo la casa de González Pareja, que forma parte del conocido como Palacio del Partal Bajo.

Paseo de las Torres

Junto a la muralla que defendía la ciudadela real de la Alhambra se crearon una serie de torres defensivas que a la vez servían como viviendas. Unen el Partal con el Generalife y se le conoce hoy como el Paseo de las Torres.

Rauda

En el sector meridional del Palacio de los Leones se situaba la Rauda Real o Rawda, cementerio fundado por Muhammad II (1273-1303), enterrándose aquí a partir de ese momento los sultanes nazaríes y su familia.

Afirma Ibn al-Jatib, en su Lamha al-badriyya, que fueron enterrados en esta los sultanes Muhammad II, Isma’il I y Yusuf I.

En 1527, al ponerse los cimientos del Palacio de Carlos V, una parte de la Rauda Real fue destruida y sepultada bajo escombros, excavada por Leopoldo Torres Balbás entre 1925 y 1926. Entre 1999 y 2000 se ha vuelto a excavar y consolidar por el equipo de Pedro Salmerón Escobar.

En cualquier caso, la Rauda Real ya se encontraba vacía en ese momento ya que Boabdil en su exilio a las Alpujarras en 1492, vació este cementerio y se llevó los restos de sus antepasados. Boabdil volvió a enterrar a sus antepasados en algún lugar indeterminado de su camino hacia el exilio.

En 2001, con motivo de la construcción de la Autovía que conecta a Granada con Motril, en la Costa Tropical granadina, se encontraron algunos enterramientos lujosos que se suponen ser los Sultanes Nazaríes enterrados por Boabdil en aquel momento.

Estructura de la Rauda Real

La parte central de la Rauda Real estaba formada por una linterna o qubba se hallaron alicatados.

En 1574 se hallaron aquí varias lápidas verticales de mármol blanco de Macael de las tumbas reales, y otras lápidas horizontales, también de mármol, que por suerte se guardaron, y ahora están expuestas en el Museo de la Alhambra, localizado en el interior del Palacio de Carlos V. Corresponden las lápidas verticales, llamadas testigos o sahida, a los sultanes Muhammad II, Yusuf I, Yusuf III y del príncipe Yusuf, hermano de Abu-I-Hasan Alí, el Muley Hacén de los cristianos.

Los epitafios funerarios son muy importantes en la cultura musulmana: en ocasiones, son extensos y pueden tener textos en verso alabando las cualidades del difunto. En el caso de los epitafios de los Sultanes Nazaríes, fueron escritos por los poetas oficiales del reino, Ibn al-Yaayyab y el influyente visir y poeta real Ibn al-Jatib.

No sabemos dónde fue enterrado Muhammad V, cuyo epitafio compuso Ibn Zamrak, pero nadie hace referencia a si fue enterrado en la Rawda o en el cementerio de la Sabika localizado junto a la Puerta de la Justicia.

Torre de la Cautiva

La Torre de la Cautiva es de finales del siglo XIII, aunque fue renovada y adecuada para vivienda en la época de Yusuf I (s.XIV).

Es una torre-palacio o Qalahurra, donde se combina el carácter defensivo en su exterior con vivienda en el interior. Además, sus estancias son viviendas de gran lujo. Esta torre probablemente estaba destinada a algunos miembros de la familia real Nazarí, o quizás destinada a invitados del sultán.

Está situada a medio trayecto aproximadamente del Paseo de las Torres y fue conocida como Torre de la Ladrona y de la Sultana. Su actual nombre viene dado porque los escritores románticos decían, sin datos históricos, que allí vivió la mujer del sultán Muley Hacen (Abu-l-Hasan Alí), la cristiana Isabel de Solís que se convirtió al Islam con el nombre de Zoraya.

Distribución de la Torre de la Cautiva

Tiene dos plantas y terraza. La primera planta de la Torre de la Cautiva entra a un patio abierto a la planta superior, y de allí a una extraordinaria sala central en doble altura cubierta por una alta armadura y alcobas en tres lados. La planta superior es pequeña con corredores en torno al patio abierto.

Las inscripciones de sus paredes nos revelan su importancia defensiva y su carácter de torre-palacio de gran belleza, que junto con el Salón de Comares atesora el más complejo programa decorativo de la Alhambra.

Torre de las Infantas

La Torre de las Infantas es la torre mejor conservada y un buen ejemplo de lo que es una vivienda andalusí con todas sus comodidades.

Es una torre-palacio o Qalahurra situada en la muralla Norte, a continuación de la Torre de la Cautiva en el conocido como Paseo de las Torres de la Alhambra.

Es una construcción de mayor envergadura, con dos plantas y terraza; atravesadas por el foso y el adarve, y a la que se accede a través de un pasadizo que presenta una bóveda de mocárabes, pintada imitando ladrillos, única en la Alhambra.

Interior de la Torre de las Infantas

La planta baja tiene una sala central y habitaciones alrededor y un mirador similar al Mirador de Lindaraja del palacio de los Leones. Desde la planta baja a la primera, se abre una linterna que sobrepasa el suelo de la terraza lógicamente para tomar luz, y habitaciones alrededor.

Esta torre está datada como la última construida en la Alhambra en época Nazarí (s.XV), sus decoraciones muestran ya una cierta decadencia del arte nazarí, faltando originalidad y variedad en yeserías y mosaicos.

Le debe su nombre a una leyenda del famoso libro “Los Cuentos de la Alhambra” del escritor norteamericano Washington Irving que nos cuenta que Zaida, Zoraida y Zorahaida, tres princesas musulmanas fueron encerradas en esa torre tras enterarse su padre que se habían enamorado de tres guerreros cristianos.

Torre de los Picos

La Torre de los Picos está situada junto a los jardines del Partal y es obra de Yusuf I (S.IV). Bajo sus pies defiende una de las puertas principales de acceso desde el exterior al recinto la Puerta del Arrabal que se abría a la conocida Cuesta de los Chinos, la cual conecta el recinto de la Alhambra con el barrio del Albaicín. Así, quien salía por aquí, podía ir al Sacromonte sin atravesar la ciudad de Granada. También permitía el acceso al Palacio del Generalife desde el interior del recinto fortificado.

Es una torre militar con dos plantas interiores y azotea. Una de ellas se cubre con bóveda ojival que sorprende por su decoración interior, netamente gótica, sin que se conozca a qué es debido este hecho.

Se la distingue fácilmente por sus almenas y sobre todo por las repisas salientes que parecen picos y que le dan nombre a la torre.

En la etapa de los Reyes Católicos se construyó un gran baluarte para proteger esta zona y le abrieron una puerta exterior que se denomina Puerta del Hierro.

Torre de Cadí

La Torre del Cadí, también llamada Torre del Preso (s.XVI), paso de la Zorra (s.XVII y XVIII) o Torre del Candil, es una torre militar con un solo piso y azotea sobre la línea del adarve.

Podemos llegar a esta torre subiendo el Camino de Ronda de la Muralla, se encuentra entre la Torre de los Picos y la Torre de la Cautiva, restaurada en 1924, está frente al callejón que lleva a la entrada primitiva del Palacio del Generalife.

Debajo de ella pasaba el camino de ronda y existe un pasadizo que da acceso a las dependencias en las que se alojaría un jefe que controlaba a la guardia en su recorrido de ronda por las murallas de la Alhambra.

Área urbana de acceso libre en la Alhambra

Palacio de Carlos V

El Palacio de Carlos V ocupa el espacio de parte de la sari’a, la explanada frente a la mezquita aljama en la que se reunían los fieles a orar los viernes. Es la cumbre del discurso arquitectónico imperial que habían diseñado los marqueses de Mondéjar. Se mandó construir porque las habitaciones acondicionadas en los palacios árabes para Carlos V y su esposa Isabel de Portugal, en su luna de miel en 1526, no fueron del gusto de Emperador, ni tenía cabida la corte en ellas.

El proyecto se encargó a Pedro Machuca, que era escudero de los Condes de Tendilla, y también diseñó para este programa la puerta de las Granadas y el pilar de Carlos V.

Entre 1527 y 1537 comienzan con los cimientos y se termina el alzado de las cuatro fachadas. Hasta 1550 se labran las portadas principales, la occidental y la meridional, y el patio que se cubre con bóveda anular. Cuando muere Pedro Machuca en 1550, le sustituye su hijo Luis, que sigue la obra tal como la diseñó su padre. Sufre un paro a la muerte de Luis Machuca, reanudando la obra en 1572, por orden de Felipe II.

En el siglo XVII se hicieron pocas obras por discrepancias en los proyectos, pero sobre todo por los escasos recursos económicos destinados a nuestro palacio. Sin embargo, el palacio quedó sin terminar pues se habían construido las fachadas, el patio circular, en sus dos plantas, y la cripta y la capilla, pero faltaban los entrepisos, y toda la cubierta superior.

Entre 1923 y 1935 se culmina el palacio bajo las órdenes de Leopoldo Torres Balbás. Utiliza los antiguos sillares que estaban enterrados en el Secano, hace los entrepisos y completa las salas altas, y cubre todo el palacio con terraza y azotea. En 1957 se instala en la planta alta el Museo de Bellas Artes. En 1968 Francisco Prieto-Moreno Pardo cubre la galería alta con tejado.

Las portadas del Palacio de Carlos V

La portada occidental se labró entre 1551 y 1563 en piedra gris de Sierra Elvira con una gran puerta rematada por victorias aladas. Los pedestales laterales son simétricos representando escenas de guerra, con soldados y armas. El pedestal central representa el triunfo de la Paz simbolizada por dos mujeres sentadas sobre las armas, que queman dos genios. Las mujeres están entre las columnas de Hércules y están rematadas por la bola del mundo con la corona imperial. Sobre los halcones hay medallones de mármol blanco en los que se representan a Hércules matando al león de Nemea, el central el Escudo de España, y a Hércules con el toro de Creta.

La portada meridional se labró entre 1536 y 1554 también en piedra gris de Sierra Elvira. El cuerpo inferior tiene cuatro columnas de orden jónico, rematadas por un entablamento con la inscripción: “Imp.Caes.Kar.V.P.V.” (Emperador y César Carlos V. Plus Ultra).

La iconología de estas portadas son el elogio de las victorias de Carlos V: la occidental, de la victoria terrestre de la batalla de Pavía sobre Francisco I de Francia, y la meridional, de la victoria marítima de la batalla de Túnez sobre los piratas berberiscos.

En el lado Norte hay una pequeña portada con la inscripción “Imp.Caes.Karolo V”. La integración de los palacios renacentista y árabes es tal, que sólo se labran grandes portadas en los lados occidental y meridional y se adornan con sillares almohadillados.

Es también en estas fachadas donde están colocadas las anillas que servían de atadura de caballos sobre el banco corrido de descabalgar y cabalgar. Las anillas tienen un águila en las esquinas, y leones en el resto de la fachada.

El patio circular se rodea con una galería baja labrada con grandes columnas de orden toscano con piedra del Turro (Loja). Arriba, la galería tiene columnas de orden corintio.

Sabemos que se destruyó parte de los Palacios Nazaríes, en concreto, parte de la Sala de las Helias del patio de Comares, y parte de también de la Rauda Real.

La Calle Real Baja se corta definitivamente, y la calle Real Alta modifica su trazado. Un resto de ella se puede ver en una de las salas del Museo de la Alhambra, ubicado en la planta baja del edificio.

Baños de la Calle Real

Los baños del Polinario, también llamados Baño de la Calle Real, o baño de la Mezquita fueron una taberna en el siglo XIX. A ella acudía la intelectualidad de la época. Allí nació el gran guitarrista clásico Ángel Barrios. Modernamente se ha construido, adosada al baño, una Casa Museo dedicado a este personaje. El baño fue consolidado por Leopoldo Torres Balbás entre 1935 y 1936.

Se entra desde la calle Real Alta, entre el baño y el palacio adosado, por un pasillo que da acceso a la sala de descanso o al-bayt al-maslaj, que tiene una bella linterna y camas de descanso, como en el posterior baño del palacio de Comares. De allí se pasa a las salas fría (al-bayt al-barid) y templada (al-bayt al-wastaní) que tiene dos pilas de inmersión.

La sala caliente (al-bayt al-sajun) conserva actualmente sólo la pila y la caldera desde la que podemos ver los pilares del hypocausis que sostenían esta sala.

Baños públicos o Hammamat

El uso de los baños públicos estaba perfectamente regulado de tal forma que se separaba por sexos. Generalmente, la mañana para los hombres y la tarde para las mujeres, y, en ellos, los mozos o tayyab se encargaban de su funcionamiento y limpieza, y los masajistas o hakkak relajaban los músculos cansados. Estos hammamat no sólo cumplían una función higiénica, sino que se une a ella la función social, gracias a las conversaciones en la sala de desvestirse o al-bay al-maslaj , tras el baño, además de un sentido religioso, cuando se hacía el alguado o limpieza ritual.

La obligación del alguado era más compleja en momentos especiales como la gran Fiesta de la Ruptura del Ayuno al terminar el Ramadan, o id al-fitr, en la que se hacía una limpieza completa del cuerpo y, por tanto, debía de hacerse en un baño.

Casa Nazarí de la Calle Real

La casa nazarí de la Calle Real fue construida por Muhammad III en 1304, como dice Ibn al-Yayyab, sigue el típico esquema nazarí con un patio con alberca y salas alrededor de las que sólo se conservan dos: una en el testero occidental y otra en el lado meridional. De la sala septentrional sólo queda el muro con sus arcos de escayola con decoración de ataurique. Falta la sala oriental que se remetió para ampliar la placeta del Guindo.

Ibn al Yayyad celebra la construcción de este palacio en un bello poema de su Diwan:

“Has construido una morada que está enfrente de la mezquita dichosa

Porque en ella mora el bien afortunado;

Es como una novia que aparece en su sitial

Y por ella, la mirada desprecia la mirada de las jóvenes vírgenes;

Los ojos quedan prisioneros y las miradas

Ni pueden moverse o estarse quietas:

Los adornos de las mujeres hermosas

No pueden aventajar la belleza de tu arte; es como un jardín en el que la lluvia

Ha bordado dibujos con maravillosos brocados y colores;

Muestra sus encantos a los hombres, y creerías que

Hay túnicas bordadas en las flores del jardín;

La tierra le ha dado su belleza

Que ha centuplicado;

Brilla la noble cúpula en su exterior

Como una señal clara y bella”

Esta Casa Nazarí puede visitarse dentro del programa “Espacio del Mes”.

Plaza de los Aljibes

En la etapa musulmana, la zona de la Plaza de los Aljibes, entre la Alcazaba y la zona palatina, estaba ocupada por una gran plaza y una barranquera con alguna torre

Es el espacio a partir del que se ordena toda la estructura urbana de la Alhambra; aquí se distribuye la red varia entorno a la cual se articula la medina. Desde la plaza se podía elegir qué camino se quería tomar: o entrar al palacio de Comares por el primer patio, el de la Madraza de los Príncipes, o ir por el adarve de la muralla bajo el palacio de Comares, en paso subterráneo, hasta la torre del Peinador de la Reina en el palacio de los Leones, o finalmente ascender, tras pasar otra puerta, por la Calle Real hasta la puerta del Vino para poder entrar en la Medina.

En la barranquera construyó entre 1492 y 1494 el conde de Tendilla un gran aljibe de dos naves, rectangular, para que la Alhambra pudiera resistir un hipotético asedio de la numerosa y mayoritaria población árabe granadina de la Medina y del Albaicín. Por este motivo, ahora se llama plaza de los Aljibes.

Cada nave cubierta con una bóveda, mide 34 metros de longitud, 6 metros de ancho y 8 metros de altura. El aljibe tiene ocho bocas de las que sólo está abierta una donde se sitúa el famoso pozo del aljibe de la Alhambra al que iban los aguadores tal como relata Washington Irwing en sus “Cuentos de la Alhambra”.

Sucedió en la Plaza de los Aljibes

En 1922 se celebró el Primer concurso de cante jondo que organizó la intelectualidad granadina, entre ellos el poeta Federico García Lorca y el compositor Manuel de Falla, como recuerda una placa colocada en 1976 con motivo del XXV Aniversario del Festival.

Santa María de la Alhambra

La antigua mezquita aljama de la Alhambra se convierte en 1492 en la iglesia de Santa María de la Alhambra bajo la advocación de Santa María, como deciden los Reyes Católicos. Más adelante se amplía la mezquita, añadiéndole a los pies un coro. Allí se instaló la primera sede arzobispal. Posteriormente se decidió erigir una iglesia y se derribó la antigua mezquita

La iglesia de Santa María de la Alhambra se construyó a partir de 1576 y se terminó con las trazas de Ambrosio de Vicó de 1607. Se habían hecho otros planos anteriores por los arquitectos reales Juan de Herrera, el constructor de El Escorial, Juan de Orea y Francisco de Mora, que fueron rechazados por su coste económico y su estilo que no coincidía con el mudéjar imperante en nuestra tierra.

Su estructura es simple con una sola nave de tres capillas laterales a cada lado, un ancho crucero cubierto con cúpula y una torre lateral. El exterior se alzó siguiendo la tradición mudéjar con ladrillo, excepto los cimientos que se hicieron con piedra. Por desgracia no se hicieron las portadas, ni la principal a los pies, ni la lateral, quedando sin decoración, destacando sólo los escudos real y episcopales de la fachada principal, y el campanario de la torre.

Interior de Santa María de la Alhambra

En el interior destaca el retablo presidido por un Crucificado de Alonso de Mena, a sus lados Santa Úrsula y Santa Susana, también de Mena, y rematando todo la Trinidad. También está en una capilla la Piedad de Torcuato Ruíz del Peral que sale en el paso de la Hermandad de Santa María de la Alhambra. Esta popular virgen es adorada por muchos granadinos. Procesiona por las calles de la ciudad de Granada el Sábado Santo.

En el siglo XIX estaba sobre la puerta de la Sacristía, y ahora en el Museo de la Alhambra, la inscripción visigoda del noble Gudiliuva. Según ésta, se construyeron en Granada tres iglesias en la etapa visigoda y posiblemente la de San Esteban ocupara este mismo solar de la mezquita y la iglesia posteriores. Sin embargo, no disponemos de datos arqueológicos que lo confirmen.

En la placeta, a los pies de la iglesia erigió en 1590 el arzobispo Don Pedro de Castro una cruz con inscripción en latín y castellano. En ella se refiere el martirio en 1397 en la Alhambra de Juan de Cetina y Pedro de Dueñas, frailes franciscanos.

Mezquita Aljama de la Alhambra

La mezquita aljama o mayor de la Alhambra fue edificada por Muhammad III en el primer año de su reinado 1303. Hoy no queda nada de aquella importante edificación musulmana sobre la que fue construida la actual Iglesia de Santa María de la Alhambra.

La sala de oración o haram tenía tres naves sostenidas por columnas y un mihrab octogonal orientado a La Meca. Fue ricamente decorada por el sultán con un mimbar para dirigir la oración y bellas lámparas de aceite metálicas, una de las cuales se conserva en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid (una réplica puede verse en el museo de la Alhambra). Parte de la planta de la mezquita, la que queda fuera de la iglesia, hacia sur, la excavó Modesto Cendoya en 1922.

En esta mezquita el sultán presidía la oración multitudinaria del Viernes y un cadí haría su sermón (jutba) dentro de la ortodoxia malakí que imperaba en al-Andalus desde el siglo VIII. En 1304 hace poner un mimbar de taracea con piedras preciosas, que quiere superar aquél que puso el zirí Badis en el siglo XI en la mezquita mayor de Granada, que se ubicaba en donde en el siglo XVIII se erigió el Sagrario de la Catedral.

En al-Andalus se seguía en el ámbito religioso fielmente la ortodoxia sunní, y dentro de la sunna (tradición “la costumbre de los antepasados”). También se introdujo en nuestras tierras la mística sufí y que se expandió por todo el imperio islámico. En la Granada nazarí hubo sufíes tan importantes como el mismo Ibn al-Jatib.

En las fuentes o mida de los patios de las mezquitas se realiza antes de la oración el alguado o limpieza ritual obligatoria o al-wudu. Esta obligación era tan estricta que si no había agua debía realizarse con arena limpia, rito que en árabe se denomina tayammum. El Corán especifica perfectamente como debía hacerse.

Yusuf I murió asesinado en esta mezquita cuando hacía oración de la fiesta de la Ruptura del Ayuno (Fitr), lo asesinó un esclavo loco, pero no cabe duda de que había una mano detrás dentro de las intrigas palatinas tan comunes en la corte nazarí.

A partir de la llegada de los Reyes Católicos, la Mezquita se convirtió en una Iglesia consagrada a la virgen. El edificio musulmán fue derribado y construido el actual templo cristiano con advocación a Santa María de la Alhambra.

Puerta del Vino

La Puerta del Vino fue edificada por Muhammad III con un sentido conmemorativo y simbólico del poder real. Posteriormente redecorada por Muhammed V.

Esta puerta daba acceso a la Alhambra alta y en ella comenzaba la calle Real, eje de la medina. Servía además de encrucijada y de frontera entre los núcleos militar y civil.

Se denomina del Vino porque en el siglo XVI, en la etapa cristiana, se debía pagar impuestos por el vino que entrara por aquí a la Alhambra. Dio así lugar a un próspero mercado del vino en su interior desde 1554.

Dos fachadas de la Puerta del Vino

La fachada oriental es la más interesante y elaborada. Presenta unos bellos azulejos en las albanegas y encima otra ventana geminada (ventana con doble arco).

Su fachada occidental destaca por su decoración de ataurique o floral labrada en piedra, con una ventana geminada o doble. Es la más antigua y tosca, mostrando uno de los pocos arcos de herradura apuntados y la simbólica llave.

En su interior podemos observar las cajas de las puertas de madera y los bancos de descanso de la guardia. Junto a la fachada occidental se ha colocado una pequeña placa que dice: “A Claude Debussy por La Puerta del Vino”. Esa placa recuerda la composición que hizo el genial músico francés en uno de sus “Preludios” para piano: “La Puerta del Vino”.

Entorno de la Alhambra

Puerta de la Justicia

La Puerta de la Justicia, también es conocida como Puerta de la Explanada o bab al-Sari’a. Se llama “de la Explanada” en referencia a la que existía delante de ella antes de que se hicieran los caminos de las Alamedas. Se protegió a mediados del siglo XVI con un gran cubo de artillería que lo protege en uno de sus ángulos.

En dicho cubo de artillería se colocó en el siglo XX la placa conmemorativa que recuerda que la Alhambra fue nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1984:

“El Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO ha declarado a la Alhambra y Generalife como PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD en su sesión del dia 2 de Noviembre de 1984”

Esta puerta es una obra maestra de la ingeniería militar. Su recia solidez y severa grandeza contrasta con la fragilidad de la Casa Real.

En la actualidad, se ha rehabilitado como un espacio cultural de referencia, haciendo funciones de caja de música y sala de lectura. Todos los sábados hay recitales de poesía y conciertos.

Es el acceso principal de la muralla meridional, erigida por Yusuf I en 1348, dentro de la imponente torre. Fue siempre uno de los principales accesos al recinto de la Alhambra y se caracteriza por ser durante mucho tiempo la única entrada al recinto amurallado de la Madina Al-Hamra.

El exterior está formado por un gran arco de herradura apuntado, con la mano de Fátima en la clave, que cobija un arco de igual diseño pero más pequeño, de entrada al interior de la puerta, en cuya clave está la llave símbolo del poder y propiedad de los sultanes nazaríes.

En los capiteles del arco pequeño hay una inscripción cursiva entre la que se cita la sahada o profesión de fe islámica: “No hay Dios sino Allah, y Mahoma es el enviado de Allah. No hay poder ni fuerza sino en Allah”

Sobre el arco interior colocaron los Reyes Católicos encima una imagen de la Virgen y el Niño en medio de un gran paño de azulejos vidriados.

La Puerta de la Justicia y la defensa de la Alhambra

La Puerta de la Justicia tiene una estrategia defensiva muy sofisticada: Lo primero que uno precibe es la inclinación del camino hasta llegar a ella, es bastante acusada y no dejaría a los enemigos llegar rápido y descansados. En segundo lugar, ya en la puerta, entre ambos arcos hay un espacio libre o cielo abierto para proteger la puerta desde la terraza arrojando piedras y aceite hirviendo. Y por último, es una puerta de doble recodo que tampoco permitía a los enemigos entrar con rapidez. En el interior podemos ver los arcos con sus bancos de descanso de la guardia, y una estructura de madera en donde encajaban las altas lanzas.

El arco interior que da acceso a la medina, de herradura apuntado, tiene unos hermosos azulejos de cuerda seca con colores, con trama de sebka. En este espacio, tras la conquista se hizo una capilla con retablo.

La torre de la Justicia, de planta rectangular, está unida por uno de sus costados a la muralla de la ciudad aristocrática y fue la puerta más importante del monumento de la Alhambra desde el siglo XVI.

Alamedas y bosques de la Alhambra

Tras la puerta de las Granadas están las Alamedas de la Alhambra, que ocupan el perímetro de la colina de la Sabika que arranca desde la puerta de las Granadas hasta la torre del Agua, incluyendo los nuevos paseos, Torres Bermejas y la subida al Generalife.

No son trazadas hasta el siglo XVII y es en 1729 cuando se definen con los tres paseos para los preparativos de venida de Felipe V en 1730. Se configuran tres paseos para la venida del Infante Don Francisco de Borja Borbón y su esposa, rebajando el paseo central para facilitar la subida de carruajes.

En esta zona estuvo en la etapa musulmana el gran cementerio de la Sabika, el Maqbarat al-Sabika, aunque no hay dato arqueológico de su ubicación. En este cementerio se enterraron el primer sultán nazarí, Ibn al-Ahmar o Muhammed I y los sultanes Muhammad III y Nasr, y el hayib o general en jefe de Yusuf I, Ridwan y demás cortesanos de la medina a lo largo de todo el período nazarí.

En su mayoría los árboles son álamos los almeces y olmos.

Pasear por las Alamedas de la Alhambra

El paseo de la izquierda, Norte, es peatonal y tiene su arranque en una cruz de mármol que en 1599 costeó Leandro de Palencia, artillero de la Alhambra. Esta cruz fue derribada una noche de 1932 y levantada de nuevo por Leopoldo Torrés Balbás. Este paseo asciende entre bosques hasta el pilar de Carlos V y la puerta de la Justicia o de la Explanada.

El paseo de la derecha, Sur, es también peatonal y asciende entre bosques hata el Campo de los Mártires y por un camino lateral hasta Torres Bermejas. En el arranque de este paseo, justo al lado de la puerta de las Granadas se colocó una lápida con un panegírico a al-Ahmar, fundador de la dinastía nazarí. En el Campo de los Mártires se halló en 1928 una gran mazmorra de las que formaban las cárceles en la etapa musulmana, que fue reexcavada y estudiada en 1990.

El paseo central o de carruajes se divide en tres tramos llegando a la subida al Generalife desde donde está ahora el Hotel Washington Irwing; el primer tramo arranca de un pequeño pilar renacentista construido en 1938, el segundo tramo, tras la primera placeta, podemos ver el Arco de las orejas reconstruido en 1933 para salvar los restos de la bab al-Rambla, la puerta del Arenal, que se hallaba ubicada en la entrada a la plaza Bibrambla y fue demolida entre 1873 y 1884 por el Ayuntamiento. El tercer tramo, ya peatonal, se colocó en 1921 el Monumento a Ángel Ganivet y un poco más arriba hay una cruz esbelta levantada en 1641.

Pilar de Carlos V

El Pilar de Carlos V es una obra que responde al deseo de los conquistadores de cristianizar la ciudad nazarí acentuando su importancia como nueva ciudad imperial. Fue diseñado por Pedro Machuca por orden de Don Luis Hurtado de Mendoza, tercer conde de Tendilla y segundo marqués de Mondéjar, y lo erigió en 1545 bajo el mandato del tercer marqués de Mondéjar, don Iñigo Hurtado de Mendoza.

El pilar se apoya en un gran murallón de cinco cuerpos divididos por pilastras renacentistas, de los que tres ocupan el frontispicio del gran pilar.

Cuerpos del Pilar de Carlos V

El primer cuerpo con tres bocas o caños labrados con cabezas humanas que representan los tres ríos de Granada: Genil, Darro y Beiro; aunque hay quien dice que representa a las estaciones que vienen simbolizadas en los adornos vegetales: espigas de Verano, flores de Primavera y la uva del Otoño que son añadidos barrocos. A los lados aparecen el escudo de la Casa de Mendoza.

El segundo cuerpo está centrado por una cartela en la que se lee en latín “Imperatori Caesari Carolo Quinto Hispaniarum regi” (Emperador y César Carlos V, rey de los españoles).

Remata el frontispicio un frontón curvo con el escudo imperial.

Puerta de las Granadas

La Puerta de las Granadas es la puerta histórica más bella y popular para acceder a través del Bosque de la Alhambra al entorno del palacio nazarí que es la Alhambra.

Hacia 1536 se elevó a modo de solemne entrada que fue mandada a construir en 1536 por don Luis Hurtado de Mendoza, tercer conde de Tendilla y segundo marqués de Mondéjar, realizada en el siglo XVI por Pedro Machuca y está erigida con sillares almohadillados.

Conocida como la Puerta de las Granadas, recibe su nombre de las tres frutas de granadas semidesgajadas y abiertas que decoran el frontón triangular que remata el arco principal y acompañan al escudo imperial, junto con las figuras alegóricas de la Paz y la Abundancia.

Esta puerta renacentista se levantó en sustitución de la puerta original islámica, la Bib al-Buxar o Puerta de las alegres nuevas, conocida también como Bib al Jadaq o del foso, que era un torreón defensivo que protegía el valle situado entre la colina de la Sabica y el Monte Mauror, pudiendo observarse en su costado derecho algunos restos arquitectónicos de la época árabe.

Está formada por tres arcos, uno central para carros y otros dos laterales peatonales: el derecho conduce hacia Torres Bermejas, el Auditorio Manuel de Falla y el Carmen de los Mártires, mientras que el izquierdo, antiguamente llamado Cuesta empedrada, conduce al flanco sur de la muralla de la Alhambra donde se encuentran sus diferentes accesos al palacio nazarí, las puertas de la justicia y de los carros. El arco central, de mayor tamaño, proporciona el acceso a un vial asfaltado peatonal que se utilizaba para el transporte público y privado, calzada que conduce hasta el Palacio de Carlos V, la iglesia de Santa María de la Alhambra y el Parador Nacional de San Francisco.

Bosque y Tajo de San Pedro

El bosque de San Pedro abarca la zona septentrional y occidental que rodea la fortaleza de la Alhambra, y arranca del baluarte de la torre de los Picos y que linda con la ribera del Darro, hasta las laderas del Generalife.

A Este y Oeste se erigieron en el siglo XVI dos puertas, una debajo del Partal, al lado del molino que se movía con el agua del arroyo de la barranquera de la cuesta de los Chinos o de los Molinos y otra en la cuesta de Gomérez, cerca de la puerta de las Granadas, en la casa de los marqueses de Cartagena, Carmen que hoy se llama de San Juan de Dios

Dentro del bosque se halla la muralla que bajaba desde la puerta de las Armas hasta la bab al-Difaf o puerta de los Adufes o Tableros en el Darro, aunque no sabemos cuando se derrumba, se reconstruyó en ladrillo. Este fragmento de la muralla tiene dos torres que iran a Este Baba al-Difaf.

La colina de la Alhambra, como sede de fortaleza militar, carecía de vegetación extramuros para facilitar la defensa, pero al llegar Carlos V se plantaron alamedas bordeando los caminos. No fue hasta principios del siglo XIX cuando se plantaron otro tipo de árboles como castaños de indias, olmos, plátanos… que se mantienen hasta hoy para disfrute de los visitantes.

El Tajo de San Pedro

En la época árabe en esta zona debió de existir una cerca defensiva, alineada con el curso del río, que contorneaba un tajo de dimensiones muy inferiores a las actuales.

El Tajo tiene alrededor de 65 metros de altura y se ha llegado a situar a escasos 24 metros de las murallas de la Alhambra que corta a la colina, siendo un fenómeno geológico similar a la Torre de Pisa.

El mayor daño fue provocado en 1590 cuando explotó el polvorín que se hallaba en la iglesia de San Pedro y que afectó a varias dependencias de la fortaleza de la Alhambra, aunque a lo largo de los siglos se ha ido agrandando este “bocado” en la ladera debido a terremotos, humedades y a la propia erosión del río Darro.

Torres Bermejas

Las Torres Bermejas son de época nazarí, aunque sus orígenes datan de mucho más atrás, desde los orígenes de la propia ciudad de Granada. En esta alta colina que domina toda la zona se encontraron restos de algunas de de las edificaciones más antiguas de Granada, como el castillo del Mauror. A comienzos del Imperio Romano los judíos ya habitaban esta zona, establecidos en lo que actualmente es la Antequeruela y Realejo. En la etapa musulmana era la Judería o Aljama, diseminada, que daba nombre a Granada, la Garnata al-Yahud, la Granada de los judíos.

Así, el castillo de Mauror servía tanto para su defensa como para su vigilancia y control. Los restos actuales del castillo lo componen tres torres, una grande y dos pequeñas, una defiende a Este y otra a Oeste. En la etapa cristiana se construyó hacia Oeste un gran revellín de artillería que defendía el castillo.

Desde el castillo continuaba la muralla hacia el Sur, cerrando la medina de Granada y en frontera con el barrio del Realejo, llamado en época árabe rabad al-Fajjarin, el arrabal de los alfareros.

Secano

Medina

Muhammad III estructuró el barrio artesano situado en la parte más oriental de la medina de la Alhambra, que a su vez es la más elevada, y que en la señalización actual de la Alhambra se denomina Medina.

En la etapa musulmana habría una actividad frenética como muestran los restos arqueológicos excavados. En el Secano se produciría todo lo necesario para la vida cotidiana de la corte (moneda, cerámica, vidrio, tejidos, pan…) y vivirían en él los funcionarios y los trabajadores, libres y esclavos, de la Alhambra. En la ceca se acuñaron estupendas monedas, como los dinares de oro conservados hoy en el Museo de la Alhambra.

Al Sur de la calle hallamos una serie de hornos, algunos excavados directamente en la roca rojiza, la llamada formación de la Alhambra. Sólo se conserva la parte subterránea que correspondía al lugar donde ardía el fuego y la leñera.

Al Norte de la calle hay más hornos y restos de viviendas, y una pequeña noria y estanque para sacar el agua de la acequia, que en este sector pasaría a un nivel más bajo.

Estructuras urbanas en la Medina de la Alhambra

En algún momento de los siglos XVII o XVIII se destruyó la acequia denominándose paradójicamente este sector, el más rico en agua de la Alhambra, a partir de ese momento el Secano.

Trazó Torres Balbás una calle sobre la medieval que atraviesa el Secano. Hoy esta calle es un agradable paseo sombreado por arcadas de cipreses a ambos lados que permiten al visitante reconocer los restos arqueológicos de las casas y talleres de la Medina, magníficamente rodeados de agradables jardines que suponen un deleite al visitante en sus desplazamientos dentro de la Alhambra.

El paño meridional de la muralla en el Secano, que estaba defendido por varias torres, fué destruido por los franceses en 1812 y reconstruidas por Torres Balbás en la década de 1930.

En la unión de la Alhambra con el Generalife, sobre la Cuesta de los Chinos construyó Prieto-Moreno en 1970 el puente de comunicación entre los dos espacios visitables del Conjunto Monumental. Paralelo a este puente, podemos ver el acueducto que transporta todo el agua desde la almunia del Generalife a la Alhambra.

Parador de San Francisco

En el actual Parador de Turismo de San Francisco se pueden reconocer elementos de las interesantes construcciones anteriores de este lugar: el Palacio de Muhammad III de época nazarí y el Convento de San Francisco, del S XVI.

El Parador de Turismo de Granada en época Nazarí, fue un Palacio Nazarí muy similar al que hoy se puede visitar en el Generalife, también construido por Muhammad III.

Era un palacio centrado por un patio alargado en forma de cruz, atravesado por la acequia. Tenía galerías porticadas y salas en sus testeros, de la que se conserva casi íntegra la oriental, conocida como la Sala árabe. Se puede visitar dentro del claustro del antiguo Convento de San Francisco, tras una puerta de cristal. También dentro del claustro se reconoce la acequia central del Palacio Nazarí .

El Parador de Turismo conserva hoy también en su terraza-cafetería los restos arqueológicos de un bello baño o hammam. Se hallaron todas sus salas en la excavación de mediados del S XX (al-bayt al-maslaj o sala de desvestirse o descanso, al-bayt al-barid o sala fría, al-bayt al-wastani o sala templada y al-bayt al-sajun o sala caliente), y en algunas de ellas quedan restos de alicatados de variados colores.

Por último, del Palacio de Muhammad III también se conserva hoy un Mirador en la crujía septentrional, con una espléndida bóveda de mocárabes, donde provisionalmente fueron enterrados los Reyes Católicos antes de ser trasladados en 1521 a la Capilla Real de Granada. Aún se puede reconocer bajo la bóveda de mocárabes la lápida.

Tras la conquista de Granada, este edificio fue una de las primeras fundaciones religiosas de los Reyes Católicos, quienes donaron el Palacio de Muhammad III a la Orden Franciscana para la fundación de un convento masculino.

Historia del Parador de Granada

Así, desde prácticamente 1492, los monjes franciscanos entraron a vivir en el antiguo Palacio Nazarí, construyendo la su iglesia en 1495 y el claustro posteriormente durante el siglo XVI.

La iglesia no conserva su cubierta, destacando en ella la Capilla Mayor, situada en la mencionada bóveda de Mocárabes y donde ya hemos dicho que se puede ver el primer enterramiento de los Reyes Católicos.

El claustro tiene dos plantas con arcos soportados por columnas de mármol. En la planta baja se han instalado salones, uno de ellos es la mencionada sala árabe del Palacio de Muhammad III En la planta alta estaban las celdas de los monjes y se ubican algunas de las habitaciones del Parador actualmente.

El Convento de San Francisco se reformó de nuevo en el siglo XVIII. Posteriormente, tras el proceso de desamortizacion de 1835 fue abandonado y utilizado como Cuartel en el siglo XIX, recuperándolo Torres Balbás de su ruina absoluta entre 1927 y 1936, y convirtiéndolo en Residencia de Pintores Paisajistas.

En los años 40 se acondicionó como Parador Nacional de Turismo, construyendo un pabellón nuevo. El Parador de Turismo de San Francisco es hoy uno de los Paradores Nacionales más prestigiosos de España proporcionando un agradable descanso a los visitantes de la Alhambra, quienes pueden disfrutar de un excelente almuerzo en su restaurante o terraza.

Palacio de los Abencerrajes

El Palacio de los Abencerrajes se construyó en el periodo de Muhammad II (1272-1303). Hoy se llama “Palacio de los Abencerrajes” debido a esta influyente familia aristocrática de Granada, los Banu Sarray, allegada al poder, muy cercanos a los sultanes nazaríes y que también residieron en la Alhambra… quién sabe si en este Palacio.

La zona principal la forma un patio centrado por una gran alberca paralela a la muralla. Al Sur se abría un pabellón con tres salas que daba paso a la estancia principal tripartita situada dentro de la torre. Al Este de la zona principal se halla adosada una pequeña vivienda con estancias en torno a un patio central con una pequeña alberca.

Los baños del Palacio de los Abencerrajes

El sector oriental del palacio está ocupado por un doble baño, uno primitivo y otro construido en la época de Yusuf I (1325-1354). Del baño primitivo, más pequeño, queda sobre todo la zona caliente con los pilares del hypocausto y la caldera y leñera. Un baño mayor, mucho mejor conservado y que se ve muy bien desde la Calle principal de la Medina. Hay que destacar que se han salvado gran cantidad de azulejos y alicatados que le darían un rico colorido al baño.

Casas de la Medina

Junto al foso de la muralla meridional, hallamos las casas de la Medina, al pie de la Torre del Capitán, típicas viviendas musulmanas del período nazarí, excavadas y consolidadas por Torres Balbás entre 1930 y 1933. Las dos casas tienen su entrada por un callejón ascendente perpendicular al foso.

La casa oriental tiene a la entrada una cuadra que da paso al patio central con una pequeña alberca, dejando a un lado el retrete. La sala principal de la casa se halla a poniente y conserva el arranque de dos escaleras de subida al piso superior, ahora desaparecido.

La casa occidental tiene también una cuadra a la entrada, y un patio central con alberca y cuatro crujías. En la meridional está el retrete. Una galería soportada por dos pilares da paso a la estancia principal, con alcobas laterales.

Puerta de los Siete Suelos

La Puerta de los Siete Suelos es una de las cuatro puertas exteriores del recinto, abierta en el paño de la muralla meridional abrió Yusuf I (1325-1354) En árabe era conocida como bab al-Gudur o puerta de los Pozos, que daba acceso al barrio artesano.

Le debe su nombre a una leyenda del famoso libro “Los Cuentos de la Alhambra” del escritor norteamericano Washington Irving

Es una puerta cobijada dentro de una torre en forma de U, construcción típica de ese sultán con dos torres salientes que defienden la puerta, como en la Puerta de la Justicia.

Un gran cubo de artillería, de dos plantas, la protege en el siglo XVI, pero la tapa de tal forma que camufla su imponente grandiosidad.

La puerta fue destruida, como todo este paño de muralla meridional, en la etapa francesa, en 1812, y reconstruida por Francisco Prieto-Moreno en las décadas de 1950 y 1960. Se reconstruyeron parte de las bóvedas y toda la portada exterior, de la que quedan restos originales en el almacén del Museo de la Alhambra. También se elevaron las torres laterales.

Esta Puerta fue probablemente la utilizada por Boabdil para tomar su exilio hacia las Alpujarras y también por las tropas cristianas para hacer la primera toma de la Alhambra en la madrugada del 2 de Enero de 1492.

Palacio de Almutacén

Creemos que el Palacio de Almutacén sería la vivienda del muhtasib o administrador de los bienes del sultán. Ocupa una gran extensión y tiene una entrada septentrional por el mismo callejón que daba acceso a la tenería, lindando con el convento de San Francisco, y otra en la zona meridional desde la calle medieval.

Contaba este palacio con una amplia zona de vivienda con patio centrado por una alargada alberca y un pequeño baño.

Además hay múltiples almacenes, hornos, pozos y silos que son las que nos hacen pensar en la función administrativa de almacén regio.

Fuera del palacio, en su ángulo noroeste halló en 1929 Torres Balbás un silo o mazmorra con una gran boca y 5 metros de profundidad. En el suelo se conserva parte de la solería de ladrillo con divisiones de tabique para los prisioneros, y algunos basares de ladrillo en la pared.

Historia de la Alhambra

El nombre de Al-Hamra significa “La Roja” que hace referencia al color de la tierra de la colina de la Sabika para algunos autores árabes.

La primera construcción que identificamos claramente es la Alcazaba, erigida en el periodo Ziri, (SXI) dentro de la etapa de los reinos de taifas de la península. En la etapa almohade (s.XII-XIII) se denominaba Al-Qasaba Al-Hamra (“la alcazaba roja”) para diferenciarla de la alcazaba del Albaicín. La Alcazaba fue conservada entre las reformas del periodo nazarí (s.XIII-XV). Es en la etapa nazarí cuando surge realmente Madinat al-Hamra, la medina de la Alhambra.

En la historia de la Alhambra encontramos tres períodos musulmanes y dos periodos cristianos bien diferenciados:

Periodos cristianos de la Alhambra

En el primer periodo, que contamos a partir del s XV se va a producir un profundo cambio en la medina de la Alhambra, ya que la mentalidad y el sistema de vida cristianos son diferentes a los de los musulmanes:

En 1492 la Alhambra se convierte en sede de la Capitanía General para controlar la inmensa población musulmana o morisca que vivía en la medina de Granada y en el arrabal del Albayzín.

La mezquita mayor se sacraliza convirtiéndola en la Iglesia de Santa María, el palacio que había en lo alto de la calle Real Alta se convierte en el convento de San Francisco y se hacen obras y preparativos para la instalación de los Reyes Católicos.

Se unifican los palacios de Comares y de los Leones y se denominan “Casa Real” porque fueron ocupados por los propios Reyes Católicos, Isabel y Fernando. También el Conde de Tendilla hace obras en 1492 para acondicionar los palacios árabes a las necesidades cristianas.

También se construye el gran aljibe, entre la Alcazaba y la calle Real Alta. Y más adelante se fortifican con cubos de artillería una serie de puertas y torres que cambian la fisonomía interior y exterior de la medina de la Alhambra.

En 1526, para la luna de miel de Carlos V e Isabel de Portugal, se vuelve a realizar nuevas obras de acondicionamiento. Sin embargo, el gran cambio se produce cuando se decide erigir el renacentista Palacio de Carlos V.

También se abre la puerta de los Carros, para que pudieran subir los carros cargados con el material del palacio y, al hacer la cimentación del palacio nuevo, se inutiliza todo el entramado de calles medievales. El mismo palacio de Carlos V se sitúa sobre la calle Real Baja impidiendo el camino medieval hacia el palacio de los Leones y los palacios del Partal.

También en el periodo renacentista se erigen el jardín de los Adarves, sobre el colmado foso meridional de la Alcazaba, la puerta de las Granadas en la línea de muralla que une la Alcazaba y Torres Bermejas y el famoso Pilar de Carlos V junto a la puerta de la Justicia o de la Explanada.

Segundo periodo cristiano: del siglo XVIII al XIX, la Alhambra se sume en el más absoluto abandono que se reflejan en diversos grabados realizados por artistas ingleses y franceses. Y es tras el desastre que ocasionaron los franceses al salir de la Alhambra, entre 1810 y 1812, cuando Fernando VII nombra un primer arquitecto encargado de la conservación en 1828, José Contreras, que inicia una larga saga que sigue Modesto Cendoya; pero es con Leopoldo Torres Balbás cuando se consolida definitivamente la Alhambra ya que le dedicó innumerables proyectos en toda su etapa como arquitecto-director, de 1923 a 1936.

El resto del siglo XX, y lo que llevamos del XXI, la Alhambra ha sido cuidada con esmero por todos los arquitectos que han trabajado en ella.

El conjunto de la Alhambra y el Generalife, Patrimonio Cultural de la Humanidad, es una de las obras más bellas y completas legadas por los musulmanes medievales en la Península Ibérica. A su valor histórico, arquitectónico y decorativo, se suma el goce estético y el disfrute de los sentidos.

El mimo en la labor restauradora y conservadora llevado a cabo desde el mismo momento de su paso a manos cristianos a fines del siglo XV, y especialmente en los siglos XIX, XX y XXI, hace posible admirar y vivir uno de los monumentos emblemáticos de nuestro pasado.

Periodos musulmanes en la Alhambra

Periodos nazaríes en la evolución de la Alhambra:

Primer periodo nazarí en la Alhambra

El primer periodo, desde Muhammad I a su bisnieto Nasr (1232-1314):

Muhammad I (1232-1272) hizo reformas importantes en la Alcazaba, que sufre una profunda transformación con respecto a la que había del periodo zirí, erigiendo, entre otros, una doble muralla. En la plaza de Armas encontramos también un cambio profundo, surgen nuevas torres de múltiples pisos como la torre de la Vela o la del Homenaje y el campamento militar con pequeñas viviendas construidas con ladrillo.

Muhammad I también construyó todo el perímetro fortificado de la Alhambra, enlazando la Alcazaba con el resto de la muralla y reforzando ésta con numerosas torres como la primitiva de Comares, más pequeña que la actual y embutida en ella, la primitiva torre de los Picos, que ponía en comunicación la Alhambra con la almunia del Generalife y la torre de los Abencerrajes, junto con la Puerta de la Justicia cerrando su perímetro.

En la etapa de su hijo, Muhammad II (1272-1303), se construye el primer gran palacio de la medina en la zona que denominamos el Partal Alto. La Rawda o cementerio Real, la fechamos en la época de Muhammad II ya que fue el primer sultán que fue allí enterrado y también el palacio de los Abencerrajes.

Muhammad III (1303-1309), su hijo, fue quien daría un gran impulso a la urbanización de la Alhambra. Es considerado como el urbanizador de la medina, dotándola de los elementos imprescindibles para el desarrollo de la ciudad. Construyó los patios la Madraza de los Príncipes y el de la Machuca. Y debajo del palacio de su padre construyó el palacio del Partal Bajo. En la calle Real Alta Muhammad III erigió la puerta del Vino, entorno a la mezquita mayor o aljama, al igual que el baño público del Polinario y también en este periodo el palacio del ex-convento de San Francisco, y l popular Medina de la Alhambra, también llamado barrio artesano del Secano

Fuera del recinto de la medina de la Alhambra levantó Muhammad III la almunia del Generalife.

El último sultán de este periodo Nasr (1309-1314), levantó la torre del Peinador de la Reina al lado de la antigua torre de Comares.

Segundo periodo: el esplendor nazarí

En el segundo periodo, se produce el cambio dinástico de la rama directa a la secundaria con Isma’il I hasta el apogeo con su hijo y nieto Yusuf I y Muhammad V (1314-1392)

Ismai’l (1314-1325) erigió el Mexuar de lo que después sería el palacio de Comares. Introduce nuevos elementos que marcan el nacimiento de un genuino arte nazarí creando el capitel cúbico.

Con Yusuf I, su hijo, (1325-1354), comienza la etapa de esplendor del arte nazarí. Es el gran constructor del palacio de Comares incorporando los dos primeros patios erigidos por Muhammad III, y el Mexuar de su padre, Isma’il. Añadió a la torre de Machuca un oratorio similar al que se encuentra en el Partal, con una visión extraordinaria sobre el Albayzín. En el Partal Bajo levanta un pequeño oratorio y las torres del Cadí y de la Cautiva. En la zona meridional erige la puerta de los Siete Suelos, que daba acceso al barrio artesano del Secano. Más importante es la puerta de la Justicia, la bab Al-Saría.

Muhammad V (1354-1359/1362-1392) marca el apogeo de esta etapa y todo el arte nazarí con la construcción del palacio de los Leones (1380). Cuando muere Yusuf I, su padre se encarga de terminar las obras del palacio de Comares y remodeló muchas zonas de la medina anteriormente construidas por Muhammad III. Reformó la decoración de la fachada oriental de la puerta del Vino e hizo una gran remodelación de la sala del Mexuar.

Periodo nazarí de decadencia

En el tercer y último período del arte nazarí se caracteriza porque no se sigue el canon proporcional anterior. Este periodo podríamos denominarlo de decadencia (1392-1492). Se realizan muy pocas construcciones nuevas en la Alhambra.

Muhammad VII (1392-1408) fue el último constructor al erigir la torre de las Infantas al lado de la torre de la Cautiva.

Yusuf III (1417-1429) sólo remodeló algunas zonas de palacios ya construidos como el palacio del Partal Alto que fue obra de Muhammad II.